La fibromialgia no solo no tiene cura, sino que tampoco cuenta con un tratamiento específico que alivie todos los síntomas y lo logre en todos los pacientes. Está considerada como una de las enfermedades más incapacitantes, ya que, la calidad de vida de los pacientes se ve afectada gravemente.
¿Qué es la fibromialgia?
Se trata de una enfermedad que se caracteriza por un dolor crónico que afecta a músculos y articulaciones en mayor medida. El cansancio es otro de los síntomas más comunes, llegando a afectar a otros aspectos como el sueño y la concentración. Por ello, es el desencadenante de otras patologías como la ansiedad o la depresión.
En general, se puede decir que la fibromialgia tiene un enorme impacto negativo en la vida de los pacientes. El principal motivo es que impide llevar un ritmo de vida normal, teniendo periodos en los que es muy complicado realizar las tareas básicas.
Y ya no solo hablamos de poder trabajar fuera de casa o realizar las tareas del hogar, muchos pacientes relatan que, en ocasiones, asearse puede convertirse en un reto inalcanzable debido al dolor y la falta de energía. Y es que, la definición que más se repite al preguntar cómo se sienten es “un dolor intenso desde la cabeza hasta los pies”.

Dar con el diagnóstico de fibromialgia
Se trata de una enfermedad de la que todavía quedan muchas incógnitas por resolver. La principal está en encontrar el origen, algo que ayudaría tanto en el tratamiento como a la hora de llegar al diagnóstico.
Esta es la parte más complicada y también la más tediosa para los pacientes, ya que no es fácil dar con el diagnóstico. No existe una prueba concluyente que indique que esta enfermedad existe, por lo que los especialistas trabajan descartando otras enfermedades con síntomas similares.
Así pues, el paciente puede esperar meses y someterse a numerosas pruebas (en ocasiones de especialistas diferentes) hasta que llega la confirmación.
Después, tener que probar varios tratamientos hasta dar con el más adecuado para cada persona y cada momento, ya que la intensidad de los síntomas no se puede presentar como una línea recta.
Una de las recomendaciones principales es que acompañe el tratamiento farmacológico de una terapia cognitiva con un psicólogo. Esto ayuda tanto a canalizar las emociones como a asumir y manejar la presencia de dolor.
El papel que juega el intestino en la fibromialgia
Una de las teorías que más fuerza tiene entre la comunidad médica al hablar del origen de la fibromialgia es su relación con la inflamación del intestino. En concreto, se trabaja en la posibilidad de que los pacientes de fibromialgia sufran hipermeabilidad intestinal.

Así, ese intestino, dañado e inflamado, no llega a cumplir su función barrera y deja la puerta abierta a sustancias que perjudican la salud.
Por este motivo, la alimentación se convierte en una de las claves para controlar la enfermedad y la elección de los alimentos adecuados puede marcar la diferencia en muchos casos.
Aunque no hay nada claro y concluyente, los expertos han observado que muchos pacientes sufren un déficit de yodo, hierro, vitamina D, zinc, magnesio, selenio y calcio.
Así pues, suplir estas carencias y dar preferencia a alimentos que contengan estos nutrientes debe ser la prioridad a la hora de elaborar dietas específicas para estos enfermos, independientemente de la fase de la enfermedad en la que se encuentren.