No reduzcas la pedicura a un simple esmaltado, tras permanecer tapados los pies necesitan mimos a conciencia. Con el destape y las altas temperaturas están más expuestos a posibles infecciones. “Sudan más, aparecen las temidas grietas, así mismo el cambio de calzado se deja notar con rozaduras, ampollas y heridas”, aclara Vanessa Meléndez, formadora de Douglas. Pero, ¿por dónde empezar? Llena un recipiente con agua templada, introduce los pies y déjalos sumergidos durante unos minutos para ablandar posibles callosidades. “Realiza el lavado con un jabón neutro y agua tibia (evita la caliente porque dificulta la circulación venosa de retorno)”, aclara Estefanía Soriano, vicepresidenta del Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de La Comunidad Valenciana.
Realiza un secado exhaustivo
“Utiliza, aclara la experta anterior, una toalla y pásala por los espacios interdigitales (entre los dedos) para eliminar cualquier resto de humedad, ya que esta propicia la aparición de hongos”. ¿Un truco para acelerar el proceso? “Usa el secador del pelo, conseguirás eliminar cualquier resto de humedad”, aclara Meléndez.
Dales un plus de nutrición
Dales un plus de nutrición. “Utiliza un cuidado hidratante a diario para que la piel se mantenga elástica y tersa”, aclara el doctor Manuel Ballester, especialista de la Unidad de Cirugía del pie de la Clínica Tufet.
¿Qué bálsamo elegir?
“Uno que contenga nutrientes nutritivos como aloe vera o pantenol y en el caso de tener dermatitis, eccemas o psoriasis es conveniente utilizar un producto enriquecido con urea (evita la pérdida de agua), aclara Meléndez. En el caso de las personas diabéticas, aclara Ata Pouramini, director de Quiropractic Valencia, es necesario un humectante específico que prevenga la formación de grietas.
Crema reparadora
En la imagen: Crema Urea Repair Plus (10,40 €), Eucerin.
Mascarilla
En la imagen: Máscarilla Shiny Foot Super Peeling (5 €), Tony Moly (en Sephora" target="_blank).
Spray refrescante
En la imagen: Spray refrescante (8 €), The Body Shop.
Exfoliante para pies
En la imagen: Exfoliante para pies (7,20 €), Yves Rocher.
Estudiar la pisada
No todas pisamos con garbo. Hay numerosos vicios a la hora de caminar que pasan factura a nivel muscular y articular. “Con un estudio biomecánico, explica la podóloga, se detectan aquellas zonas de hiperpresión que producen callos dolorosos y también aquellas desviaciones óseas que dan lugar a patologías dérmicas (callos y ojos de pollo).
Limar asperezas
Limar asperezas en casa es posible. No hay que centrarse en una zona única, es previsible que las que presenten más rugosidades sean la almohadilla metatarsal y el talón, por el peso del cuerpo y el roce del calzado. “Para eliminar la piel engrosada, usa la piedra pómez para los talones y una lima específica (manual o eléctrica) para el resto del pie”, aclara Soriano. También es aconsejable repasar el pulpejo (parte superior carnosa) de los dedos, sobre todo del gordo y del meñique (suelen estar más expuestos y dañados). Pero ‘el hazlo tú misma’ no siempre es posible. ¿Cuándo ir al podólogo? Según Ballester, hay que visitar al especialista si las callosidades son grandes y crónicas.
Flexibiliza las cutículas
Flexibiliza las cutículas. Esta fina película no debe cortarse salvo que sea estrictamente necesario (protege el lecho de la uña y la defiende de infecciones oportunistas), limítate a suavizarlas. Para ello, aplica un gel ablandador y déjalo actuar antes de empujarlas con un palito de naranjo. También conviene mantenerlas elásticas, aplica un aceite emoliente y masajea hasta su absorción, es la mejor arma que existe contra los molestos padrastros. “Así mismo, contribuye a mantener la queratina de la uña”, explica Berenice Espejo, master educador de Orly.
Repasa las uñas
Es importante no dejarlas demasiado cortas y darles una forma ligeramente redondeada, lo que impide que los extremos se claven en la carne al crecer. “Salvo que estén muy largas, es preferible usar una lima antes que la tijera para darles la longitud deseada y limar los laterales para que no queden puntiagudos”, aclara Soriano.
Lima de uñas
En la imagen: Lima Studio Nails (1,29 €), Essence.
Alicate
En la imagen: Alicate para cutículas (12,99 €), Douglas.
Lima electrónica
En la imagen: Lima electrónica Feet&Roll (25,87 €), Beter.
Escofina
En la imagen: Escofina antibacteriana (17,95 €), Zwilling.
Malos hábitos que dejan huella
Ser fiel al mismo calzado. Si repites modelo o no lo cambias, el pie sufre estrés repetitivo y se ve comprometido por el uso de una misma horma. Abusar de los tacones. Las puntas estrechas y los stilettos causan juanetes y dedos de garra, utiliza un modelo ancho, flexible y con un tacón de entre 2,5 y 4 centímetros porque facilita el ‘despegue’ del pie. No blindarlos del sol. El dorso del pie o el empeine están más expuestos en verano a la incidencia de los rayos solares. Aplica el fotoprotector corporal. No frenar el sudor. Es el perfecto caldo de cultivo para que las uñas sufran onicomicosis (hongos).
Antes de destaparlos
Antes de destaparlos definitivamente y de subir un selfeet a Instagram, toca esmaltar las uñas. ¿Las opciones para vestirlas? Infinitas. Conviven los tonos más vibrantes y tropicales (azul shimmer, púrpura amapola, greenery) con el clásico rojo y el eterno nude. En cuanto a tendencias nail art, hay degradados, logos con encanto como el pajarillo de Twitter, diseños geométricos y efectos de acabado opaco.
Antes de ´maquillarlas’, pon una base protectora. Este tipo de producto crea una película que evita que la uña se pigmente y además alarga la vida del esmalta. ¿Qué tipo de laca elegir? Ana Frigols -directora de Formación CND España y Portugal, lo tiene claro, una resistente a la arena, el roce y otros factores externos. Para Espejo, es vital encontrar un fórmula que no incluya el trío tóxico (los ftalatos, el tolueno y el formaldehído). “Estas sustancias vuelven las uñas quebradizas y pueden causar alergias en zonas que tocamos con los dedos como párpados, cuello o boca”.
Antes de maquillarlas...
Antes de ´maquillarlas’, pon una base protectora. Este tipo de producto crea una película que evita que la uña se pigmente y además alarga la vida del esmalta. ¿Qué tipo de laca elegir? Ana Frigols -directora de Formación CND España y Portugal, lo tiene claro, una resistente a la arena, el roce y otros factores externos. Para Espejo, es vital encontrar un fórmula que no incluya el trío tóxico (los ftalatos, el tolueno y el formaldehído). “Estas sustancias vuelven las uñas quebradizas y pueden causar alergias en zonas que tocamos con los dedos como párpados, cuello o boca”.
Con pulso y paciencia
Con pulso y paciencia. El primer paso es separar los dedos con bolitas de algodón o con un separador. Después, aplica una primera capa de laca, deja secar durante 10 minutos y pon una segunda. ¿Tienes poco tiempo? Frigols te da un truco de experta, vaporiza las uñas con un spray de secado que además aporte brillo y un plus de nutrición”.
El broche final
El broche final es aplicar top coat. Los hay secantes, de acabado espejo o mates y también necesitan tiempo de reposo. Ten a mano unas chanclas, ¡son imprescindibles para el proceso de secado! ¿Algo más? “Reaplica el finalizador o top coat, este contribuye a mantener un brillo espectacular”, dice Frigols.
Dales un respiro
De vez en cuando, dales un respiro. El esmalte impide que las uñas transpiren y puede ocasionar un deterioro de la lámina ungueal, se vuelve frágil. ¿La opción? Según Pouramini, utilizar productos homologados y limitar el esmaltado a cortos periodos de tiempo.
Amarillo
En la imagen: Esmalte Vinylux en tono Banana Clips (12,15 €), CND.
Laca rouge
En la imagen: Esmalte Haute Red (10,95 €), Orly.
Separador de uñas
En la imagen: Separador de uñas (3,95 €), Models Own (en Maquillalia).
Estira y relaja: footwork
¿Quieres aliviar el dolor, prevenir lesiones o relajarlos? Haz unos sencillos ejercicios domésticos antisobrecargas. “Si están cansados, alívialos haciendo rodar una botella de agua fría o un masajeador específico por la fascia plantar. También es muy útil, explica el quiropráctico, masajearlos con un aceite esencial refrescante, así como los baños de contraste con agua fría y caliente”. ¿Y cuando hay que ganar movilidad o reforzar las musculatura? “Camina de puntillas, agarra objetos con las puntas de los dedos (un simple lápiz, por ejemplo) o intenta arrugar una toalla y después extenderla”.