A Raquel Sánchez Silva le encantan los retos, por eso no dudó un momento en aceptar ser la presentadora de El Conquistador y viajar hasta República Dominicana para vivir en primera persona todo lo que vivieron y sufrieron los concursantes del programa de Televisión Española, la gran apuesta de RTVE para esta temporada. Pero la presentadora extremeña contaba con una ventaja a hora de enfrentarse a esta aventura: su experiencia en otros realities de supervivencia, como Pekín Express y Supervivientes, que, sumada a las más de dos décadas de veteranía de Julian Iantzi en el formato y otros parecidos, les ha convertido en una de las parejas de presentadores con mayor bagaje en supervivencia de la televisión.

No obstante, antes de lanzarse a la aventura, Sánchez Silva estuvo al frente de otros formatos a lo largo de su trayectoria profesional. Desde empezar como redactora y presentadora suplente del Telediario de La 1, a finales de los 90, a ser corresponsal y presentadora de La noche de los Oscar para Canal+ y Movistar Plus+ durante varios años, los programas de Cuatro más innovadores (Noche Cuatro, Supernanny, Superhuman, Soy lo que como, Visto y oído, Ajuste de cuentas, El cubo, Perdidos en la ciudad, Expedición imposible, La incubadora de negocios...) o sus últimos proyectos en La 1, Maestros de la costura, y Netflix, Falso amor.
¿Cómo has vivido la aventura en primera persona? Es una aventura dura para todos.
El lugar es único, pero muy inhóspito. En El Conquistador, todos sufrimos en nuestra parcela. Es un programa, como ha descubierto el espectador, de alta intensidad.
¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de esta nueva experiencia?
Lo mejor ha sido acompañar a los concursantes en este camino tan complicado para ellos.
¿Lo peor?
Ver cómo algunos no han podido cumplir sus expectativas. Julian y yo también hemos llorado, nos hemos reído, me he emocionado... He visto cosas imposibles, remontar pruebas... eso no lo había visto en la tele.
¿Eso es telerrealidad?
Sí. Julian sabe protegerse más, tiene mucha más experiencia. Yo sí he llorado y se me han desbordado en algún momento situaciones en que no podía aguantarlo y darme la vuelta. Es que sufren mucho.
¿Cuál ha sido el momento más destacado que nunca olvidarás?
Siempre es el arranque del programa. Incorporarte a un nuevo formato es un salto difícil. También recordaré para siempre algunos logros que creía imposibles. En El Conquistador, he visto lograr pruebas casi inimaginables, más allá de los límites de gente muy poderosa física y mentalmente.
¿Cómo ha sido la convivencia con Julian Iantzi, los capitanes y los concursantes?
Julian ha sido un compañero generoso que me ha enseñado todo lo que sabía de su formato. Él lleva dos décadas de su vida defendiéndolo y me recibió con los brazos abiertos y siempre se lo agradeceré. Los capitanes son tres cracks a los que quiero y admiro por su entrega y su responsabilidad y, de los concursantes, solo puedo decirte que ellos son el alma de El Conquistador. Mi respeto y admiración para cada uno de ellos.
¿Cómo has visto a los capitanes?
A Joana Pastrana la he visto cañera, no la conocía personalmente y me ha gustado mucho. Cesc Escolà me ha encantado. Y a Patxi Salinas lo conozco desde hace mucho tiempo, hay que agarrarse a él, porque es un huracán de los buenos.
¿Te daba miedo presentar algo así? Me produjo mucho respeto, como cualquier otro formato, sobre todo con uno de éxito durante 19 años en ETB, que es venerado en el País Vasco. Yo sentía miedo por muchas cosas, por la aventura o lo que me esperaba allí, por lo difícil que parecía, que lo es, pero también por meterme en algo en lo que ya había un recorrido. Ese primer miedo lo resolvió Julian, me llevó de la mano y ha sido generosísimo. Es un amor. Enseguida, nada más llegar, me enteré de lo que significaba estar en El Conquistador.
¿Te ha servido en este programa tu experiencia previa en otro ‘reality’, ‘Supervivientes’?
Toda la experiencia que había tenido previa me ha ayudado a no enfermar, a saber cuidarme, a comprender esa cuota de sufrimiento ineludible que tiene un programa de aventuras que no es confortable y muy duro. Eso ya lo llevaba integrado, pero, para presentarlo, no. Las pruebas son completamente diferentes, la adrenalina es otra, la energía es otra. Hay una energía en la que la gente se juega mucho, se está jugando todo. El primer día, cuando terminó la primera prueba, le pregunté a Julian si eso era así siempre.
¿Qué llevaste en tu maleta que era imprescindible para ti?
Allí los mosquitos van con cuchillo y tenedor, es otra historia. Un manglar es un sitio muy incómodo y hay que saber a lo que uno va. Estuve en tantos lugares con Pekín Express y he hecho tantos años Supervivientes que me suele pasar lo contrario: me voy de viaje con amigos y enferma todo el mundo, pero yo no (risas). Entre las vacunas y las veces que ya he enfermado, ya lo he pasado todo. Me llevé una cosa muy importante: suplementos para aguantar físicamente y poder con ello y solventar las situaciones incómodas. Pero también por el programa. Hablábamos Julian y yo de que, cuando estás allí y te ponen un salto de 18 metros al mar, a ti el cuerpo te pide saltar, a mí me pide hacerlo, pero no estás concursando, eres el presentador y, si caes mal, al día siguiente no puedes grabar el programa. Tienes que ponderar y ya, si quieres, luego, vuelves y te tiras un día que vayas solita.
¿Cómo ves la apuesta de RTVE por un ‘reality’?
Creo que su apuesta es por la aventura. Es como meterse en un nuevo camino de programas, pero cogiendo el más brutal de todos ellos. Lo que no se puede esconder es el deterioro y sufrimiento de los concursantes. Hay una cuota ineludible de sufrimiento, dolor y superación. Profesionalmente, nunca he vivido nada parecido.
¿Ha cambiado tu percepción de los concursantes tras haberlo sido tú en ‘MasterChef Celebrity’?
No creo que sea por MasterChef Celebrity, es que me hago más vieja también (risas). Con el tiempo, te vuelves un poco más empática, es normal. Cuando eres muy cría y estás en una situación tan extrema, los quieres proteger, pero no sabes cómo hacerlo, no te has visto en tantas. Yo, afortunadamente, me he visto en muchas, aunque nunca con 33 concursantes a la vez como en El Conquistador, esto para mí ha sido inédito. Pero es verdad que me tira más el socorrer que el fastidiar, para eso ya está ahí el señor vasco [por Julian Iantzi], para lanzarlos cuando haya que hacerlo.