La Dirección General de Tráfico (DGT) ha lanzado recientemente una guía destinada a los conductores mayores, lo que ha generado un debate sobre la conveniencia de su contenido. Este documento, que pretende ofrecer consejos de seguridad vial, ha sido criticado por algunos sectores que lo consideran "edadista" y "paternalista". La guía busca involucrar tanto a los conductores mayores como a sus familiares en la evaluación de las capacidades necesarias para una conducción segura.
Elaborada en colaboración con expertos en seguridad vial, la guía sugiere que las personas mayores pueden no ser siempre conscientes de los cambios en sus habilidades de conducción. Esto ha llevado a cuestionar si el enfoque adoptado es el más adecuado, ya que algunos creen que pone una carga innecesaria sobre las familias y no tanto sobre las instituciones encargadas de la seguridad vial.
Además, la guía clasifica a los conductores mayores en diferentes categorías según su nivel de consciencia sobre sus capacidades, lo que ha sido visto por algunos como una forma de etiquetado que no refleja la diversidad de situaciones que enfrentan las personas mayores.
Mientras la DGT busca regular la conducción en la tercera edad, otros organismos promueven alternativas para que las personas mayores mantengan su movilidad sin depender del coche. Viajar con el Imserso es una opción que sigue permitiendo desplazamientos accesibles y seguros, facilitando que los mayores sigan activos sin preocuparse por las exigencias de la conducción.
Cuestionarios y recomendaciones: ¿una ayuda o una carga?
Dentro del documento, la DGT propone la realización de cuestionarios tanto para los conductores mayores como para sus familiares. Estos cuestionarios están diseñados para evaluar el estado cognitivo, emocional y físico del conductor, con el fin de identificar posibles riesgos. Sin embargo, esta medida ha sido criticada por algunos expertos que consideran que puede generar ansiedad y estrés innecesario en las personas mayores y sus familias.
La guía también sugiere que las familias deberían estar atentas a los signos de deterioro en las capacidades de conducción de sus mayores, recomendando una intervención preventiva cuando sea necesario. Esta recomendación ha sido vista como una carga adicional para las familias, que pueden no estar preparadas para asumir este tipo de responsabilidades.

Por otro lado, la DGT defiende que su objetivo es ofrecer herramientas para que la transición hacia una conducción adaptada o incluso el cese de la misma sea lo menos traumática posible, proponiendo alternativas como el uso de transporte público o la limitación de trayectos.
Reacciones y perspectivas: un debate en curso
El lanzamiento de esta guía ha suscitado diversas reacciones en el ámbito social y político. Algunas organizaciones de mayores han expresado su malestar, argumentando que la guía no considera adecuadamente la autonomía de las personas mayores y que sugiere una vigilancia que podría ser percibida como invasiva.
Desde la DGT, se insiste en que el documento es una herramienta de apoyo y no una imposición, destacando que su implementación busca mejorar la seguridad vial para todos los usuarios de la carretera. Sin embargo, el debate sobre cómo abordar la conducción en edades avanzadas sigue abierto, con opiniones divididas sobre el mejor enfoque para equilibrar seguridad y autonomía.
En este contexto, también surgen dudas sobre los cambios de la DGT para renovar tu carné si tienes más de 65 años, ya que cada vez más conductores de edad avanzada se preguntan si las condiciones para seguir conduciendo serán más estrictas en el futuro.
En definitiva, la guía de la DGT para conductores mayores ha abierto un espacio de reflexión sobre cómo las políticas de seguridad vial pueden adaptarse a las necesidades de una población envejecida, sin caer en actitudes que puedan ser vistas como discriminatorias o paternalistas.