Si nos detenemos a observar nuestro árbol genealógico y la vida de nuestros familiares y antepasados, a menudo descubrimos historias y patrones que se repiten. Hoy en día, diversos estudios científicos indican que algunos traumas o enfermedades crónicas podrían tener su origen en las experiencias vividas por nuestros padres, abuelos o incluso bisabuelos. Este es el enfoque de las constelaciones familiares, una fascinante herramienta terapéutica que ha ganado notoriedad gracias a Mi otra yo, basada en el éxito de ventas 'Este dolor no es mío', de Mark Wolynn. Según esta terapia, algunos traumas o enfermedades crónicas podrían tener su origen en experiencias vividas por nuestros antepasados.
Metodología terapéutica
El creador de esta terapia fue Bert Hellinger, un sacerdote católico alemán que trabajó como misionero en Sudáfrica, donde se interesó por los sistemas familiares al observar la vida y las dinámicas de las comunidades zulúes. Tras dejar el sacerdocio y formarse en diversas corrientes de psicoterapia, crea las constelaciones familiares.
Según las constelaciones familiares, conflictos no resueltos o sucesos dolorosos en la vida de nuestros ancestros -como divorcios traumáticos, muerte- pueden afectar a las generaciones posteriores. Sanar estas heridas del alma familiar es esencial para evitar que los traumas se transmitan en forma de enfermedad o bloqueos.
Más allá de nuestra historia

La terapeuta Lourdes Pérez Benito, experta en la materia de los traumas y constelaciones familiares, considera que esta metodología pretende cambiar la mirada de lo que nos ocurre en la vida e ir más allá de nuestra propia historia. Gracias a ella, podemos tomar conciencia y reparar bloqueos emocionales que nos están impidiendo fluir con la vida. Es por ello por lo que Bert Hellinger estableció unos principios u “órdenes del amor” que guían el equilibrio y la armonía dentro de los sistemas familiares permitiendo “restaurar” el orden, ayudando a que cada miembro ocupe su lugar adecuado, reconociendo el derecho de pertenencia de todos y equilibrando la energía entre dar y recibir en las relaciones.
Cómo empezar esta terapia

Una sesión suya comienza cuando el consultante expone a su terapeuta un tema personal a trabajar, como conflictos, bloqueos o malestar. Este dirige la sesión, y guía a los participantes que simbolizan miembros de la familia, a los que sugiere movimientos o frases que aportan más claridad en la perspectiva del consultante en la resolución de su conflicto. Aunque cada caso es un mundo, al menos se necesitarán cuatro sesiones para conseguir desbloqueos.
Si te interesa esta terapia, puedes adéntrate en ella dibujando un árbol genealógico básico que incluya a tus padres, abuelos, bisabuelos y hermanos. Junto a cada nombre, escribe una o dos palabras que describan su relación contigo o algún evento significativo que recuerdes. Con ello, conseguirás identificar patrones familiares, repeticiones o eventos importantes que puedan influir en ti y podrás observar si notas alguna conexión entre las historias familiares y tus propias experiencias.