Hay básicos del verano que nunca faltan y que son, precisamente, lo que más echamos en falta ahora que llega el frío. En este pack del verano perfecto, siempre encontramos noches en una terraza tomando algo con unos amigos, música al aire libre, alguna fiesta o verbena o el simple jaleo que hay las noches de verano que se alargan sin darnos cuenta.
Pero la exposición a ruidos fuertes e intensos de forma prolongada en el tiempo, como los procedentes de la vida nocturna, la escucha de música con reproductores personales o el tráfico constituye el principal factor de riesgo evitable de pérdida auditiva.

En definitiva, situaciones a las que exponemos a nuestros oídos casi a diario. Y es que, cuando estamos en una terraza, podemos pensar en los vecinos que viven justo encima y que esos meses tienen algo complicado el descanso, pero nunca en el follón en el que nos encontramos. Y es que, según un estudio realizado por Oticon, líder tecnológico en el desarrollo de audífonos, el 60 % de la población no es consciente del riesgo al que expone a su audición y considera, por tanto, que no debería revisarla.
Hay algunos ruidos de los que nadie duda que son peligrosos, como el de las obras de una calle o la música a todo volumen, pero otros pueden pasar desapercibidos y ni siquiera ser conscientes del daño que están haciendo a nuestros oídos. Por eso, más que fijarnos en un ruido en concreto, los expertos prefieren hablar de ambientes y de largos períodos. En general, una intensidad sonora por encima de los 80 dB durante períodos superiores a 40 horas a la semana puede provocar pérdida auditiva.
“El estar expuesto de forma prolongada a ruidos tan intensos puede ocasionar daño en las células ciliadas del oído interno y provocar una pérdida auditiva progresiva que puede llegar a ser irreversible”, afirma José Luis Blanco, jefe de audiología de Oticon. Los ruidos más intensos a los que se expone la población a diario son los producidos en determinados entornos laborales y recreativos (discotecas, conciertos, escuchar música con auriculares, etc.) y ambientales (tráfico, industria, etc.).
Así, tanto la asistencia a conciertos como el ruido del tráfico son señalados como las situaciones sonoras que más riesgo conllevan para la audición, algo a lo que, en muchos casos, tampoco le pondríamos el cartel de peligroso. En España, según el estudio de Oticon, el 50 % de los jóvenes de 18 a 24 años y el 43 % de los que tienen entre 25 y 34 se exponen a diario a ruidos fuertes. Y el resultado de esto es que se calcula que cerca del 16 % de los casos de pérdida auditiva en adultos son consecuencia de la exposición al ruido excesivo en el lugar de trabajo.
En definitiva, “el ruido va dañando las estructuras de la cóclea de forma progresiva y, cuanto mayor es la exposición, mayor será el efecto causado. Además de pérdida auditiva, también puede provocar acúfenos o pérdida auditiva oculta, que es lo que vemos en las personas más jóvenes debido a la creciente exposición al ruido que llamamos recreativo”, explica Blanco.
Claves para no perder capacidad auditiva
- Cuidado con el volumen. Hay que ajustar el volumen de los móviles, reproductores de música, auriculares, aplicaciones de videollamadas... Se recomienda que no exceda de los 80 dB. Algunos dispositivos ya incluyen aplicaciones para gestionar de forma segura el volumen. Por último, es aconsejable ajustarse bien los auriculares e incluso que estos incorporen la cancelación de ruido, ya que reducen el ruido de fondo permitiendo escuchar los sonidos a volúmenes más bajos.
- No permanezcas demasiado tiempo en entornos ruidosos. Tan importante es controlar el volumen como el tiempo de exposición, pues en determinados lugares de trabajo o en sitios de entretenimiento es clave. En este sentido, se pueden hacer descansos breves alejándose de las fuentes de sonido, ya que ayuda a las células ciliadas a recuperarse de la fatiga causada por la exposición y así reducir el riesgo de pérdida auditiva.
- Presta atención a las señales de alerta de pérdida auditiva. No escuchar bien la televisión, no entender las conversaciones grupales, tener dificultades para atender una conferencia... pueden ser indicios de pérdida auditiva, por lo conviene acudir a un profesional especializado en audición para que evalúe la capacidad auditiva y dé con la solución más adecuada para cada caso.