Consejos para dejar de despertarte por la noche para ir al baño

La nocturnia es el término que define la necesidad de despertarse para orinar en medio de la noche. Afecta a muchas más personas de las que conocen esta palabra y, aunque no hay una pastilla que la cura, sí algunos trucos para reducirla.
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Hay demasiadas ocasiones en las que resumimos un problema con un simple “son cosas de la edad”, cuando, detrás de esa situación, no solo hay algo que puede ir a más, también nos resta calidad de vida y, lo que es más importante, puede tener una solución. Un problema muy frecuente entre las personas mayores de 65 años, sobre todo mujeres, es la necesidad de tener que levantarse a mitad de la noche para ir al baño. Si esto ocurre más de dos veces y hay más noches que sí que noches que no, tiene un nombre y este es ‘nocturnia’. 

Woman with Insomnia. Young woman lying on bed with hand on forehead - Getty Images

MÁS ALLÁ DE SER MOLESTO

A simple vista, no parece un problema que tenga una mayor repercusión para la salud, pero sí la tiene. La consecuencia más directa es que no se descansa en condiciones. Aunque bien es cierto que, a partir de cierta edad, se necesitan menos horas de sueño, esto no quita que las horas que se duerme se requiera un sueño de calidad. 

Si te despiertas un mínimo de dos veces para ir al baño, esa calidad se empieza a poner en riesgo. Además, no solo es el hecho de despertarte, es que luego no siempre es fácil conciliar de nuevo el sueño. Por eso, es normal que, al día siguiente, te sientas fatigada, cansada e incluso apática. Y esto sí resta puntos a tu calidad de vida. Puestos a ser alarmistas o pesimistas, cada vez que una persona se levanta y va a oscuras al baño, corre un gran riesgo de tropezar, golpearse y caerse. Y es que lo último que se quiere a esas horas es molestar a los que sí pueden descansar del tirón y por eso nos exponemos a un riesgo. 

ENCONTRAR LA CAUSA

 En ocasiones, este problema está generado por el consumo de algunos medicamentos cuyo efecto secundario es orinar más. A la cabeza, los diuréticos, que, precisamente, se usan para tratar la retención de líquidos. También pueden producir este efecto secundario fármacos destinados a reducir la presión arterial y algunos antidepresivos. Aunque, al igual que el resto de efectos secundarios de cualquier tratamiento, no a todas las personas les afecta por igual. 

Otra causa puede estar relacionada con una alteración anatómica. Esto puede ser una consecuencia del sobrepeso. En el caso de los hombres, lo más común es que se deba a una hipertrofia benigna de la próstata, mientras que, en mujeres, puede ser derivado del prolapso de órganos pélvicos (cuando los músculos se estiran y debilitan y no pueden soportar el peso del útero, que cae sobre la vagina y la oprime). 

CUESTIÓN DE CANTIDAD 

Otro factor para tener presente es la cantidad de orina que se genera durante el día. Lo normal es orinar entre cuatro y seis veces cada 24 horas y hacerlo sin necesidad de despertarse por la noche. La cantidad oscila entre los 700 ml y los tres litros. Cuando estos valores son superados, se denomina poliuria y puede ser una primera señal de alarma de enfermedades más graves, como, por ejemplo, la diabetes o trastornos renales. Por eso es importante diferenciar primero el número de veces que se va al baño y, después, la cantidad de orina.

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