Ahora que los días se alargan y las temperaturas invitan a vivir más fuera que dentro de casa, muchos redescubrimos esos espacios exteriores que durante el invierno apenas pisamos. El balcón olvidado, la terraza a medio decorar, ese pequeño patio que parecía no tener mucho potencial… Todos vuelven a estar en el punto de mira. Queremos transformarlos, darles vida, convertirlos en rincones que inviten a la calma, al disfrute, a las cenas al atardecer y las mañanas lentas con café. Pero hay un factor que a veces olvidamos: la privacidad. Porque, seamos honestos, es difícil relajarse si sentimos que alguien nos observa.
¿Cuántas veces has querido tumbarte al sol, leer un libro o simplemente estar en silencio y has sentido que unos ojos curiosos se asoman desde el edificio de enfrente? Justo por eso, cada vez son más quienes apuestan por soluciones prácticas y estéticas que garanticen intimidad sin perder el encanto decorativo. Y entre quienes lo tienen claro, está Chenoa. La cantante y presentadora lleva tiempo demostrando que sabe cómo crear espacios personales y con estilo. Su terraza es un claro ejemplo: no solo está pensada para el disfrute, también para proteger su intimidad. Y lo ha conseguido con una solución tan sencilla como acertada.
Un toque natural que transforma el ambiente
El cañizo, ya sea de bambú, mimbre o fibras naturales, es ese tipo de elemento que, además de práctico, aporta textura, calidez y una estética muy mediterránea. Chenoa lo ha integrado como barrera visual en su terraza, creando un efecto inmediato de recogimiento. Pero lo interesante es que este recurso no es exclusivo de grandes espacios: también funciona —y muy bien— en balcones pequeños o patios urbanos.

La clave está en cómo se instala y se acompaña. Unos textiles suaves, iluminación tenue y macetas bien ubicadas pueden hacer el resto. Si además lo combinas con una distribución pensada para aprovechar cada rincón, el resultado es una auténtica burbuja de desconexión.
Y no es necesario un gran presupuesto. La gran mayoría de las opciones que podemos encontrar en el mercado ofrecen una buena relación calidad-precio y permiten soluciones adaptadas a diferentes tamaños de espacio. Fácil de instalar, sin necesidad de obras ni herramientas complicadas, es un acierto si buscas resultados rápidos y bonitos.
Orden en la terraza: más que una cuestión estética
Además de ganar privacidad, este tipo de estructuras ayudan a generar sensación de orden. Delimitar visualmente el espacio, crear zonas diferenciadas (por ejemplo, un rincón de lectura y otro para comer), e incluso ocultar elementos menos decorativos como tendederos o equipos de aire acondicionado. Todo eso contribuye a que la terraza se sienta más armónica.

Aquí es donde entra la voz de los que saben. Uno de los errores más comunes es intentar llenar el espacio con muebles o accesorios sin pensar en su funcionalidad real. Un gran punto de partida para tener como referencia es centrarse en crear atmósferas, no simplemente colocar objetos. Un consejo que cobra aún más sentido cuando el objetivo es recuperar un espacio que invite a estar.
Así transformé mi balcón de solo 1,5 metros cuadrados, ganando espacio y orden (sin reformas ni gastos innecesarios). Y no hace falta tener habilidades de bricolaje ni hacer inversiones desmesuradas: con una celosía bonita, cojines cómodos, alguna planta vertical y luz cálida puedes lograr un efecto de “mini oasis” que nada tiene que envidiarle a las terrazas de revista.
Los errores que interioristas evitarían a toda costa

Si ya estás con la idea en mente, genial. Pero antes de lanzarte a decorar tu terraza o balcón, vale la pena repasar los 5 'no' rotundos de los interioristas cuando se trata de decorar con gusto y ordenar con sentido común. La simplicidad suele ser la mejor aliada. Materiales naturales, tonos neutros o tierra, y piezas ligeras que puedas mover según necesites. Y, por supuesto, aprovechar al máximo las paredes o barandillas para ganar en verticalidad sin perder movilidad.
Más allá del diseño, lo importante es que ese rincón hable de ti. Que cuando salgas al exterior no solo veas orden, sino también paz. Que cada elemento tenga sentido, que te inspire. Quizá no tengas una terraza enorme, pero eso no significa que no pueda convertirse en un espacio para leer, desconectar o simplemente tomar el sol sin sentirte observado.