Aunque a veces nos dan ganas de coger un cuchillo y rascar las manchas con energía hasta que desaparezcan, es mejor tomarse las cosas con calma y ablandarlas, primero, con vinagre o con amoníaco.
Del algodón
Se mezcla agua y cerveza a partes iguales y se empapa o se sumerge la mancha en esta mezcla. Una vez ablandado el yeso, se rasca con la punta de un cuchillo. Se cubren los restos de la mancha con jabón líquido unos minutos y se aclara muy bien al chorro de agua caliente
De las alfombras y moquetas
Se frotan con un trapo o esponja mojado en agua caliente con vinagre. Si es necesario, se rasca la mancha con un cuchillo o un cepillo. Al final se seca bien con papel absorbente.
Del gres y de la piedra
Basta frotar con un trapo o una fregona empapados en agua caliente con vinagre. Cuando la mancha se haya quitado, se friega con champú.
De la lana y de la seda
Hay que ablandar el yeso dejando la prenda en remojo en agua templada con vinagre de 15 a 30 minutos. Después, se frota con las manos o un cepillo de uñas y se lava normalmente.
De la madera, el corcho y el mármol
Se hierve agua con vinagre y se frotan las manchas con la ayuda de un trapo de algodón. Si éstas están muy secas, se deja el trapo mojado encima de la mancha un par de minutos para que el yeso se reblandezca.
Superficies de yeso ennegrecidas
Se limpian con blanco de zinc. Se trata de un compuesto químico que podemos adquirir en ferreterías y droguerías y que se emplea para limpiar las superficies de yeso ennegrecidas. En concreto, se hace una mezcla con unos 10 gramos de blanco de zinc y un litro de leche entera; se diluye bien y se extiende sobre la superficie con una esponja, un trapo o un cepillo de cerdas suaves. Se deja secar y se pule bien frotando con un trapo de franela o de lana. Para que quede mejor, a a hora de pulirlo, se espolvorea con talco.