La margarina, en la mente de una parte mayoritaria de la población, es una grasa de origen vegetal alternativa a la mantequilla, pero lo cierto es que no siempre es así porque en ocasiones contiene leche en su proceso de fabricación.
A colación de la última alerta alimentaria informada por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) acerca de la presencia de leche no declarada en la composición de un lote de la margarina Flora Original, hemos decidido profundizar un poquito más en este ingrediente que apareció con fuerza en los hogares españoles a raíz de relacionar las instituciones sanitarias en los años 80 la mantequilla, producto de origen animal, con problemas de salud relacionados con el colesterol.
Esta relación directa entre el crecimiento del consumo de la margarina con el descenso de la mantequilla es la que ha alimentado durante décadas esta idea generalizada de que siempre se trata de un producto exclusivamente vegetal, pero no siempre es así. La mayoría de las margarinas lo son, pero no es obligatorio que así sea y, por ende, no podemos darlo por descontado al comprarla en el supermercado.
Para asegurarnos de que una margarina es 100% vegetal hay que revisar con atención la lista de ingredientes y comprobar que junto a los aceites vegetales de los que parte el producto (linaza, de colza o nabina, de girasol, de maíz, de palma…) no se encuentran productos derivados de la leche como el suero o la caseína o la lecitina procedente de productos que no sean de origen vegetal (además de estar presente en aceites vegetales como el de girasol o el de soja también forma parte de la composición de la yema de huevo y de algunas carnes). Los aceites de pescado son otros ingredientes de origen animal que en ocasiones pueden aparecer en una margarina.
Por este motivo, y ante la dificultad que supone reconocer el origen de determinados ingredientes para un consumidor medio no experto en nutrición, la mayoría de las marcas que producen y distribuyen margarina optan por incluir un sello vegano en el packaging, dejando claro que su producto es apto para dietas veganas y también para alérgicos a la proteína de la leche e intolerantes a la lactosa, entre otras personas.
¿Es saludable?
No es necesario consultar al respecto con ningún nutricionista o tecnólogo de alimentos para saber que la margarina no es un producto especialmente saludable en términos generales por el tipo de grasas que contiene. El problema para poder dar una respuesta contundente a la pregunta de si es saludable o no este producto es que cada margarina contiene una mezcla de aceites vegetales con propiedades nutricionales distintas, y encima no se suelen especificar las cantidades de cada uno en el etiquetado de los productos. Sí cuáles lleva pero no en qué proporción.
Desde Mayo Clinic explican, como norma general, que “cuanto más sólida es la margarina, más grasa trans contiene. Por lo tanto, las margarinas en barra generalmente tienen más grasa trans que las margarinas blandas”, pero solo se trata de una estimación, no de una evidencia concluyente.
Las grasas trans, añaden desde Mayo Clinic, “como las grasas saturadas, aumentan los niveles de colesterol en la sangre y el riesgo de enfermedades cardíacas. Además, las grasas trans reducen los niveles de colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL, por sus siglas en inglés) o colesterol bueno”.
El equipo de Mayo Clinic concluye que al contener grasas insaturadas por estar hechas con aceites vegetales como base, “La margarina generalmente es mejor para la salud del corazón que la mantequilla”, pero como decíamos, la cuestión es saber qué tipo de grasas y en qué cantidad tiene cada margarina, y esto no es sencillo de saber porque la composición cambia muchísimo de un producto a otro, todo lo contrario a lo que ocurre con la mantequilla, que es bastante uniforme en este sentido.
Ante la dificultad para responder a la cuestión que nos planteamos de manera generalizada, el consejo más acertado es el de recomendar alternativas a la margarina que sabemos a ciencia cierta que son más saludables que este producto tanto si es para cocinar como si es para untar en la tostada. Para esto último existen alternativas de sobra más aconsejables desde el punto de vista de la salud: no solo el aceite de oliva, también el tomate, el hummus, cualquier paté vegetal como los elaborados a partir de aceitunas o de berenjena, e incluso el aguacate, fruta ricas en grasas cardiosaludables.