El peligro de las algas: el yodo

Las mejoras en el transporte, conservación y la globalización nos ha hecho acceder alimentos que hace no tantos años eran impensables. Entre ellas, las algas. Y se van a quedar, no lo dudéis. Nuestros platos serán nuevos, creativos, pero no sabemos que las algas tienen un elemento que a los asiáticos nos les afecta, pero para nosotros puede ser un peligro: el yodo.
Alga wakame

Con tantas palabras bonitas que les dedican algunos a las algas, lo raro es que no las comiéramos todos los días, que, si son un super alimentos, que son detox, hasta que adelgazan (en serio, NADA adelgaza de forma aislada). Las tres cosas son falsas en general y en las algas no iban a ser menos.

Eso no significa que, ya que las tenemos disponibles, dejemos de tomarlas. Vitaminas, minerales, fibra… estupendas, sí, y todo eso lo podemos conseguir también con otros alimentos más habituales como con un plato de garbanzos y espinacas, pero es cierto que es menos “cool”. Incluirlas en nuestra alimentación: sí. Pasarnos: no.

Algas y yodo - Foto: Istock

Vayamos a la explicación:

Este alimento procede de Asia donde el consumo es habitual desde milenios con lo que allí su organismo se ha acostumbrado a metabolizarlas correctamente y eliminar lo que no necesitan. En cambio, nosotros tendremos que adaptarnos, y eso no se hace en unos pocos años.

El elemento más controvertido en las algas es el yodo. Es un micronutriente que necesitamos para algunas funciones como la síntesis de hormonas o evitar el bocio, de ahí la sal yodada. Pero un exceso, y estas algas lo tienen, puede traer problemas, en especial a casos de hipertiroidismo. Pero no sólo el yodo, algunas algas como wakame o hiziki también tienen elevadas cantidades de sodio. Es de sobra conocido que a los hipertensos las grandes cantidades de sodio pueden ser perjudiciales.

Historia del bocio y cretinismo

Hace 2800 años antes de la era común, el emperador chino Shen-Nung ya hablaba del bocio. Plinio el viejo también, pero también es verdad que decían que era por culpa del agua. Los exploradores de la antigüedad describían una enfermedad que veían a su paso por los Alpes. El nombre original de la enfermedad viene de la palabra francesa “chrétien” o cristiano, un saludo que se daba entre alpinos.

Los exploradores decían: su cuerpo se asemeja al de un enano, parecen deformes y sombríos, sus mentes vacías de toda actividad. Su sonrisa sólo indica que el cretino es un animal viviente”. Luego ya, la palabra “cretino” fue sinónimo de estúpido por las limitaciones intelectuales. Quienes padecían cretinismo tenían, además, bocio, que viene de “papada”, por esa glándula tiroides inflamada. Todo debido a un hipotiroidismo congénito por la falta de yodo en el suelo. Ahora mismo, tratado a tiempo, una persona con cretinismo puede vivir una vida normal.

La Agencia Española de Seguridad alimentaria y Nutrición remarca:

“Se recomienda un consumo moderado, especialmente en niños de corta edad y embarazadas para evitar riesgos de ingestas superiores a los valores máximos recomendados, que pudieran tener efectos negativos sobre la función tiroidea, de especial repercusión en las etapas de crecimiento y desarrollo”.

Sólo necesitamos entre 150 y 300 microgramos de yodo.  Aunque será un poco mayor en el caso de las mujeres embarazadas porque la placenta fabrica una hormona, coriogonadotropina que puede llevar a un agrandamiento o inflamación de la tiroides y puede fabricar menos hormonas.

Tiroides

Es una glándula que está en la base del cuello, justo debajo de la nuez, se llama así por el griego thyreos que es “escudo” y Eidos que es “forma” es decir “forma de escudo”, tiene forma de mariposa. Es clave en el organismo. Fabrica las hormonas tiroideas y cooperan con casi todo, regulación del metabolismo, ritmo cardíaco, creación de proteínas…en el hipotiroidismo de agranda y no puede fabricar hormonas, en el hipertiroidismo, está desbocada.

Un exceso de consumo de algas puede llevar primero a un hipertiroidismo que puede durar algunas semanas y después una reducción de golpe dando hipotiroidismo porque la glándula inflamada no es capaz de sintetizar la hormona tiroidea.

Las algas tienen vitaminas, minerales… pero su consumo continuado se puede relacionar con alteraciones de la tiroides.

Efectos del yodo en la salud - Foto: Istock

Por ejemplo, las algas Nori, son las típicas de elaboración de sushi. Es Porphyra yezoensis y es un alga pequeñita con pliegues de color rojizo cuando es fresca. Lo que se ve en el sushi está seco, triturado y prensado en esas láminas rectangulares con color oscuro. Si vierais las láminas sueltas, os daríais cuenta de que tienen una parte brillante y otra no. Estas tienen unos 290 microgramos por ración, recordad que hay que tomar 150 al día.

Por eso el consumo debe ser puntual. Esto se complica aún más en niños y ancianos así que para ellos, es mejor obtener el yodo de otras fuentes. AESAN hace hincapié en las algas de la especie Kombu, (laminaria japónica o Saccharina japónica) porque los niveles de yodo son especialmente altos. En el caso del wakame, gramo excede en 5 veces el límite diario recomendado de yodo. Aquí estamos hablando de unos 40000 microgramos por ración, 260 veces más que la cantidad diaria recomendada en una ración.

Si es un día, no pasa nada, pero si esto es habitual, en cantidades mayores a 1100 microgramos, puede dar problemas.

En definitiva: algas sí, pero puntualmente y sabiendo qué variedad consumimos.

Y ya sabéis, frente al miedo: conocimiento.

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