En cuanto el termómetro empieza a subir, parece que el cuerpo nos pide bebidas refrescantes y somos muchas las que caemos en las bebidas azucaradas y refrescos, insanos y nada recomendables. Así que si estás buscando una alternativa a los refrescos, el agua con gas puede convertirse en tu opción perfecta. Y si no, también.
El agua con gas, también denominada agua carbonatada, no es más que agua con anhídrido carbónico. Este es el que produce esas burbujas tan características. El gas puede estar presente de manera natural en el agua o inyectarse a presión.
¿No lo has probado nunca? Te damos motivos para que lo incorpores (de manera moderada, como siempre) a tu dieta. ¡Sigue leyendo!
Propiedades y beneficios
Aunque se trate de una bebida poco consumida (al menos relativamente y en comparación a otros países vecinos), es una opción ideal por muchos motivos. El primero es que el agua con gas es agua, por lo que presenta todas las características del agua mineral natural: es altamente hidratante y contiene potasio, calcio y magnesio. También contiene sodio, motivo por el que es preferible moderar su consumo.
Una de las dudas más habituales suele ser esta: ¿el agua con gas engorda? No, amigas. Esta bebida no contiene calorías y además es saciante, por lo que te ayudará a comer menos. Esto se debe al gas, así que es una opción ideal para beber entre horas si estás a dieta o simplemente quieres controlar tus impulsos entre horas. También puedes consumirla justo antes de comer, ya que te ayudará a controlarte y estarás más llena incluso antes de empezar a comer. Y tranquila, que aunque te hinches por el gas en un primer momento, tu organismo se encargará de expulsarlo de manera natural más tarde.
Un error común es asociar la presencia de gas a un aumento de peso, cuando en realidad la hinchazón abdominal no implica que estés 'engordando'. Esta distensión abdominal no implica que aumentes de peso ni que estés ganando grasa corporal. Piensa que el agua no tiene calorías, y el gas tampoco. ¡Todo son buenas noticias!
El agua con gas será tu aliado si sufres frecuentemente de digestiones pesadas, ya que favorece la digestión de las proteínas de los alimentos que ingerimos. Esto se debe a que el ácido carbónico que contiene provoca que se segreguen jugos gástricos, que ayudan a descomponer los alimentos.
Como bonus track, esta bebida hace que tus papilas gustativas se vuelvan más sensibles, así que el sabor de los alimentos te resultará más intenso y podrás disfrutar al máximo de tus platos.
Evítalo si...
Sin embargo, el agua con gas 'no es para todo el mundo' y puede que te genere cierto malestar o incomodidad si padeces de colon irritable, por ejemplo. La enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa son otras de las dolencias que afectan al intestino y por tanto, consumir agua con gas puede generar dolores debido a la hinchazón del intestino grueso.
Quizá eres una persona que tiende a acumular gases. En ese caso, evita o modera el consumo de agua con gas, ya que con esta solo estarías ingiriendo más gas y con él, una mayor hinchazón. Si la acidez o el reflujo también está presente en tu vida, tampoco es aconsejable que lo consumas de manera habitual. ¿Por qué? Porque el agua con gas presenta un pH más ácido que el agua mineral natural (un 5-6 frente a un pH 7).