- Si las ampollas son producidas por fricción, causan una sensación de calor y dolor en los pies o en las manos.
- En el caso de las ampollas por quemaduras, aparecen unos minutos después de haber ocurrido el accidente.
- Las ocasionadas por mordeduras o picaduras causan picor y enrojecimiento en la piel de alrededor.
Cómo evitarlas
- Cómprate unos zapatos cómodos. Hazlo un día que no estés cansada ni hayas andado mucho.
- Si utilizas calcetines, elígelos de tejidos naturales (por ejemplo algodón), que permiten al pie transpirar mejor.
- Usa dos pares de calcetines cuando exista la posibilidad de que se produzca más fricción de la normal, como ocurre con las actividades deportivas.
- Espolvorea talco o aplícate vaselina en los pies. Hazlo antes de ponerte el calcetín en la zona donde puede salirte una ampolla para reducir la fricción.
- Si vas a realizar algún trabajo, especialmente duro (por ejemplo, arreglar las plantas del jardín, hidrata las manos y ponte guantes resistentes.

Cómo curarlas
- Ve al médico si la ampolla es muy grande o está infectada.
- Si se trata de una ampolla normal, empieza por limpiar la zona. Moja la ampolla con un algodón empapado en alcohol o una solución yodada.
- Una vez desinfectada, espera unos minutos para que no te escueza al abrirla.
- Pincha con cuidado. Introduce una aguja esterilizada lateralmente en la parte de la ampolla llena de líquido. Parte del mismo saldrá de inmediato.
- Después, presiona suavemente con una gasa esterilizada para vaciarla.
- No retires la piel, porque sirve de protección.
- Combate la infección. Una vez vaciada la ampolla, aplica un ungüento que contenga bacitracina o una crema antibiótica y tapa la zona con una tirita o un vendaje adhesivo de tela flexible. Cambia el apósito dos veces al día.
Signos de infección
- Dolor prolongado.
- Enrojecimiento más allá del área circundante de la ampolla.
- Rezuma pus.
- Está rodeada de una costra amarilla.
- Fiebre.
- Líneas rojas que se alejan de la ampolla.