Los gases intestinales hablan: esto dicen según el olor, la forma de expulsarlos y la cantidad

Los gases que producimos en el colon se pueden expulsar por diferentes vías; la más común, las flatulencias, que aportan muchas pistas en función de cómo sean.
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Los pedos son universales. Todas las personas expulsamos aire procedente del tracto digestivo, que es exactamente la definición de lo que también llamamos gases o flatulencias, además de toda una retahíla de nombres coloquiales que varían en función de la zona e incluso de los grupos de amigos. Lo que varía es la frecuencia con la que los expulsamos y también los olores que emanan de ellos. Tanto cambian que “hablan” sobre la persona que los expulsa.

Tal y como cuenta en este artículo publicado en Muy Interesante con la ayuda de del Dr. Tormo Carnicé, médico especialista en Enfermedades del Aparato Digestivo en Barcelona y miembro de Top Doctors, las personas producimos entre medio litro y dos litros de gases cada día. Estos son datos del Instituto Nacional de Salud Digestiva y Diabetes de Estados Unidos, si bien incluyen no solo las flatulencias, también los eructos.

Los gases intestinales se producen en el aparato digestivo por el trabajo de fermentación que se produce de lo que comemos en el colón, especialmente de los hidratos de carbono no digeridos en el intestino delgado. Desde aquí pueden ser expulsados en forma de pedos, eructos o bien a través de las heces, aunque una parte lo hace a través del aire que espiramos. “El resto de gases pasan a la sangre, llegan al pulmón y son eliminados con el aire espirado”, explica a Muy Interesante el doctor Tormo Carnicé,

Qué dicen los gases intestinales de quien los expulsa

La cantidad de gases intestinales que expulsamos, la periodicidad y el olor que tienen da información sobre la persona que los expulsa. De hecho, los médicos los utilizan como factor y fuente de información para detectar posibles problemas de salud relacionados con el sistema digestivo.

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Lo que más curiosidad genera al personal (es inevitable) sobre los gases intestinales es qué dice de ellos el hedor de los mismos. El doctor Carnicé describe como olor “a huevos podridos” el de los eructos que peor huelen, aquellos que se producen cuando ocurre el siguiente proceso en el interior de nuestro organismo: “Cuando las proteínas ingeridas son parcialmente catalizadas (el proceso por el cual se aumenta la velocidad de una reacción química) y en ese proceso se forma sulfhídrico, que es eliminado por los eructos, con un característico olor a huevos podridos”, explica.

En cambio, un mal olor de los pedos no tiene por qué indicar que esa persona está enferma o tiene mala salud. Simplemente se suele deber a una presencia alta de la dieta de los alimentos que más gases provocan. “Los productos que más frecuentemente producen gases son la estaquiosa y la rafinosa, que se encuentran en el interior de las legumbres, así como la celulosa, hemicelulosa, pectinas y ligninas, que se encuentran en las paredes de los vegetales”, apunta el doctor Carnicé.

Otra pista que los gases intestinales aportan a los especialistas y también a las personas que saben escuchar a su cuerpo hace referencia a la cantidad. Hay ocasiones en las que sentimos que tenemos mucha acumulación de gases en nuestro estómago. Esto se produce porque los hidratos de carbono alcanzan el colon sin digerir, lo cual puede producir hidrógeno o metano en cantidades elevadas, excesivas. También, dependiendo de las bacterias presentes en el colon, pueden aparecer otros gases.

“El hidrógeno que producimos de la fermentación de la fibra de la dieta, se reduce eficientemente a nivel del colon en 3 tipos de gases: H2S, CH4 (metano) y acetato”, afirma el dietista nutricionista Xevi Verdaguer. “Estos gases que tenemos en el colon son los que denominamos coloquialmente los pedos. Los pedos silenciosos, los que ofenden y los que no tienen mal olor… todos los gases están esperando para salir”, añade.

El especialista expone que “estos 3 gases se forman gracias a las bacterias reductoras de sulfato, a las bacterias metanogénicas y a las bacterias acetatogénicas respectivamente”, y que algunas de estas bacterias, las metagénicas, que forman metano a partir del hidrógeno, “están relacionadas con el sobrepeso y la obesidad”.

El por qué del exceso de gases

El doctor Carnicé, por su parte, explica en Muy Interesante que cuando este exceso de gases se produce, es probable que se deba a una ingesta excesiva de fibra. La otra opción es una mala capacidad de absorción de los azúcares. Por este motivo, los expertos en el aparato digestivo como el doctor Tormo Carnicé recomiendan acudir al especialista médico de confianza si alguien se nota o detecta que tiene este exceso de gases de forma habitual. Podría deberse a un problema con la dieta relacionado con la lactosa o la sacarosa, entre otras cuestiones.

Ni el hidrógeno ni el metano, gases que expulsamos por el ano en un 80% según el doctor Carnicé, “son gases malolientes”, matiza el médico. Tan solo el sulfhídrico, el citado gas con olor a huevos podridos, puede ser una señal de alarma, advierte el doctor carnicé. “Este gas demuestra la existencia de una gastritis con gran retraso del vaciado gástrico. Los otros gases como el hidrógeno, el metano y el CO2 no presentan ningún mal olor”, explica.

El dietista nutricionista Xevi Verdaguer concluye que expulsar gases es “lo normal”. “Si una persona está sana y come una dieta rica en fibra, lógicamente tendrá gas en el colon. Y se echará pedos que no tendrán mal olor de una forma fisiológica”, asegura.

¿Y la flotabilidad?

En lo que respecta a las heces, más allá de su color y consistencia, también hay que tener en cuenta si flotan o no. Y es que esta es una forma muy eficaz de comprobar si los niveles de hidrógeno y metano que expulsamos son excesivos o no.

Explica el doctor Carnicé en este sentido que el metano “provoca que las heces pesen menos y, por ello, floten”. Curiosamente, esta es una conclusión científica reciente, ya que se creía hasta no hace mucho tiempo que era la grasa el factor decisivo en esta cuestión. “Hoy sabemos que no es así”, afirma el doctor.

En cuanto al impacto en la salud de si las heces pesan o no, no la tiene, tranquiliza el doctor, por lo que no deja de ser mera curiosidad. “No tiene ninguna trascendencia patológica”, concluye el doctor en el artículo publicado en Muy Interesante. 

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