Adelgazar no es fácil. Cada año son muchas las personas que lo intentan, pero también que abandonan antes de conseguir sus objetivos, y otras, una vez alcanzado, vuelven a cometer errores que les hacen ganar kilos rápidamente, perdiendo todo el esfuerzo hecho. Si ya estás renunciando a algunas de tus comidas favoritas, reduciendo tus aperitivos a deshora o haciendo más ejercicio, adoptar un estilo más saludable para perder peso requerirá que tomes algunas decisiones más firmes e insistentes.
Lo que sí debes tener en cuenta es que no todas las dietas les funcionan a todo el mundo, y porque una haya funcionado a tu fiel amiga o a tu hermana, no significa que sea igual de efectiva contigo. Cada cuerpo es un mundo y necesita un tipo de medidas para alcanzar sus objetivos.
Olvídate de las dietas de moda y los productos milagro, el único modo que existe de verdad para perder peso es quemar más calorías de las que consumes. El problema de las dietas cuando no son personalizadas o son muy restrictivas es que funcionan solamente en un corto período de tiempo. Por eso, cuando se toman este tipo de decisiones es importante que sea la dieta la que se adapte a la persona y no al revés.
Todos deberíamos cambiar nuestro concepto de dieta, ya que lo que de verdad importa y debemos cambiar es nuestra alimentación y los hábitos, siempre hacia una vida más sana que nos permita llevarla durante una larga temporada, si no es para siempre.
En definitiva, lo importante realmente, viene después: mantener ese peso logrado y no recuperar los kilos perdidos. ¿Pero cómo? ¿Debo hacer dieta de por vida? Nada de eso. La clave está en no volver a las andadas, no olvidar todo lo que hemos aprendido e intentar no recuperar todo lo que ya hemos perdido. Así que, prepárate bien y mentalízate.
Si estás harta de pasar hambre, a continuación, te proponemos diez trucos sencillos para adelgazar. Siguiendo estos consejos conseguirás empezar una dieta y dar el primer paso hacia un futuro más saludable y sostenible. Y, por si fuera poco, podrás mantenerlos durante una larga temporada de tiempo, convirtiéndolos en nuevas rutinas de tu día a día.
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Cepíllate los dientes nada más terminar de comer
Si es probable que comas en exceso, especialmente de noche, o después de terminar una comida sigas picoteando, ve a lavarte los dientes nada más terminar tu plato. Así, evitarás calorías adicionales, ya que seguramente te dé pereza volver a lavarte los dientes.
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Autoengañarnos con las cantidades
Nunca subestimes el poder del autoengaño en lo que respecta a la pérdida de peso. Una de las maneras más fáciles para comer menos es organizando la comida para que parezca más comida de lo que realmente. Esto es, desmenuza el queso, haz lonchas finas de carne o corta la carne de ave por la mitad horizontalmente.
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Haz pausas mientras comes
¿Sigo teniendo hambre? Siempre que estés comiendo, ve haciendo pausas y espera a que el cuerpo te dé respuestas. A veces estamos llenos antes de lo que creemos, pero seguimos comiendo sin pensar y por gula, si paras cuando realmente necesitas parar, te ahorrarás un montón de calorías.
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Nuevos hábitos
Cuando hablamos de acumular cambios, nos referimos al proceso de agrupar cambios pequeños pero significativos para la rutina que hemos llevado hasta ahora. La clave para acumular hábitos es tratar el conjunto de tareas como una sola. Entonces, si haces 15 sentadillas mientras juegas con tus hijos, no lo veas como dos tareas. Con el tiempo, verás cómo has hecho cientos de sentadillas y estás quemando más calorías de las pensadas.Y recuerda, crear cambios nuevos e ir variando en la rutina es muy importante para no acostumbrar al cuerpo y perder peso más rápido.
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Lee la carta de los restaurantes antes de decidir
Comer fuera de casa puede descarrilar fácilmente cualquiera de nuestros objetivos dedicados a la pérdida de peso. ¿Una solución? Te proponemos que leas el menú del restaurante mucho antes de salir de casa e incluso de reservar. Así, podrás decidir si tienes platos que se adecuen a tu estilo de vida y podrás tener pensado de antemano que quieres pedir, evitando caer en tentaciones innecesarias e impulsivas.
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Usa platos pequeños
Sirve tus comidas en platos más pequeños. Como hemos mencionado antes, autoengañarnos un poco, a veces, es necesario. Así que si vemos el plato lleno de comida, es muy probable que nos llenemos antes.
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Haz cambios bajos en calorías
Hacer cambios sencillos y bajos en calorías que sean igual de satisfactorios también es un gran truco. Por ejemplo, puedes cambiar la leche de almendras por leche de soja o en vez de comprar aderezos llenos de azúcar y aceites, hacerlo de modo casero.
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No compres comida basura
Cuando vayas al súper, no llenes tu carro de comida rápida o de por si acasos. Si en una ocasión puntual quieres una pizza, ve a comprarla ese día. Te aseguramos que al evitar este tipo de alimentos en nuestras neveras, evitarás hacértelas cuando no debes, forzándote a llevar un hábito más saludable.
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Profundiza en tus motivaciones
No comiences dietas persiguiendo objetivos superficiales o imposibles de alcanzar, es decir, no hagas que tu objetivo sea ponerte unos pantalones dos tallas menos que la tuya. Piensa en lo que realmente deseas para poder alcanzar un cambio sostenible y duradero, como poder jugar con tus hijos o hacer deporte sin cansarte tanto.
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Haz la compra con el estómago lleno
Si vamos a la compra con hambre, seguro que acabamos comprando comida de más. La mejor manera de evitarlo es ir al supermercado con el estómago lleno y la lista de la compra escrita desde casa. Así evitaremos llenar nuestra cocina de comida que nos pueda boicotear la dieta.