Los fans del brunch (ese medio desayuno, medio comida), sabrán que existe un plato imprescindible para que sea un brunch de verdad. Y se trata de los huevos benedictine, benedictinos o Benedict, como más rabia te dé. Si no los has probado nunca, te adelantamos que consisten en un bagel o tostada dividida a la mitas sobre la que se colocan, normalmente, jamón cocido, bacon o salmón, con huevos escalfados acompañados de salsa holandesa. Esta última, por si te lo preguntabas, se prepara con mantequilla, zumo de limón, yemas de huevo (que actúan como emulsionante) y una pizca de sal, pimienta blanca y cayena.
Su origen, por lo que se tiene constancia, se lo debemos a Lemuel Benedict. Era un corredor de Wall Street retirado que acudió a la barra del Hotel Waldorf solicitando un remedio para la resaca que era, básicamente, lo que hoy conocemos como huevos benedictine. Pronto este plato se incluyó en la carta de desayunos del hotel... Y hasta ahora.
Actualmente, esta creación gastro es ideal para cualquier momento del día, y como se trata de un plato ligeramente laborioso, a veces apetece más consumirlo en alguno de nuestros locales favoritos. A continuación, te descubrimos qué establecimientos debes visitar si eres fan acérrima de este plato.
Bendita Locura Coffee
Si necesitas una excusa para levantarte tarde, que sea por probar los huevos benedictine de Bendita Locura Coffee (Príncipe de Vergara, 73). ¡Acompañados de patatas fritas!
Café Comercial
Si existe un brunch con merecida fama en la capital, ese es el del Café Comercial. Con mucha, mucha salsa holandesa. ¿Dónde? Pruébalo en Glorieta de Bilbao, 7.
Federal Café
Con aguacate y tomate al grill, ¿para qué más? Así son los benedictine de Federal Café, y puedes hincarles el diente en Plaza de las Comendadoras, 9 y en la Plaza del Conde de Barajas, 3.
Diurno
Nos vamos hasta Chueca para probar este generoso platazo que también puedes degustar con salmón ahumado. Si te pica el gusanillo, pruebas estos huevos benedictine en San Marcos, 37.
Carmencita Bar
Carmencita Bar se esconde en uno de los barrios del moderneo madrileño: Malasaña. Exactamente, en San Vicente Ferrer, 51. Aquí los huevos benedictine también se sirven con champiñones y tienen esta pintaza. ¿Te apuntas?