Mi nombre es Farah se ha convertido en uno de los mejores estrenos turcos de la temporada en Divinity. Desde su llegada al canal, es la ficción turca líder y, además, ha estado durante semanas posicionada como el contenido más visto en la plataforma de Mitele. Es por eso que los seguidores de la ficción turca no están muy contentos con las últimas decisiones del canal con respecto a la telenovela de Demet Özdemir y Engin Akyürek.
La semana pasada, el canal temático de Mediaset decidía cambiar el horario de Mi nombre es Farah por el estreno del programa Socialité y comenzaba a emitir la serie a las 21.00h. Esta medida no gustó a sus fans, que, incluso, calificaron la decisión de Divinity como “maltrato hacia la producción”. Otros muchos se quejan de lo poco que está cuidando el canal a su ficción turca mejor valorada del momento. "No puedo creer que jueguen así con el público", decían otros. Habrá que esperar para saber si este cambio de horario termina afectando a la audiencia de Mi nombre es Farah.
Pues bien, esta semana, la producción de Demet Özdemir y Engin Akyürek sufre un nuevo cambio. Debido al regreso de Con olor a fresas, comedia romántica protagonizada por la misma actriz, Mi nombre es Farah pasará a emitirse de lunes a viernes a las 22.00h, quedando la parrilla novelera de Divinity de la siguiente forma: a las 20.55h irá Con olor a fresas, a las 22.00h irá Mi nombre es Farah, a las 22.45h irá Familia y para terminar la noche, a las 00.05 irá Karagül.

Mi nombre es Farah narra la historia de Farah, una de las estudiantes más brillantes de una prestigiosa facultad de Medicina iraní. Sin embargo, su prometedor futuro como cirujana se trunca cuando se ve obligada a comenzar una nueva vida lejos de su país. Descubre que está embarazada y se ve obligada a ponerse a trabajar para poder sacar adelante al pequeño Kerimsah, que sufre una enfermedad rara.
Siete años después, su situación se complicará aún más cuando es testigo de un asesinato de la mafia. Consciente de lo delicado de su situación, suplica a Tahir, el sicario, que no la mate a cambio de mantener su boca cerrada y hacerse cargo de la limpieza de la escena del crimen. Sin embargo, cuando descubre que la víctima es un policía y decide testificar en comisaría, todo se complica aún más para ella.
Sin saber cómo, acaba en un hospital atendiendo Ali Galip, el líder de la mafia. Salvarle la vida no es suficiente para que la mafia la deje ir. Galip le pide a Tahir que se deshaga de ella. Lo que nadie imagina es que Tahir, la mano derecha de Galip, será incapaz de cumplir con su encargo.