En el universo culinario, pocas creaciones son tan apreciadas como las croquetas, y cuando se trata de perfección en su elaboración, Karlos Arguiñano se destaca como un maestro en la cocina. Su receta clásica de croquetas de jamón ha ganado corazones y paladares, pero lo que realmente hace que estas bolitas de bechamel alcancen la perfección va más allá de los pasos detallados.
- Getty Images
La receta comienza con el tradicional ritual de cortar la mantequilla, añadir la cebolleta y el ajo, rehogar y mezclar con el jamón. Pero es en el proceso de creación de la bechamel donde Arguiñano revela su truco mágico. La clave, según él, es verter la leche poco a poco, sin dejar de remover. Este pequeño detalle evita la formación de grumos, asegurando una bechamel suave y cremosa.
Mientras la bechamel cocina durante unos 20 minutos, Arguiñano añade un toque de frescura con perejil picado. Pero aquí está el giro inesperado: para evitar que la masa forme una costra, recomienda untar la superficie con un poco de mantequilla o cubrirla con papel film antes de dejarla enfriar. Este truco garantiza una textura impecable en cada bocado.
Cuando la masa está fría, es hora de entrar en la fase de corte y moldeado. Arguiñano aconseja seguir este paso con precisión para lograr croquetas uniformes y visualmente atractivas.
El reconocido chef Juan Monteagudo, miembro del tribunal en el concurso de Madrid Fusión, comparte un secreto adicional para la mejor croqueta de jamón, y Arguiñano lo respalda. El truco está en incorporar leche templada o a temperatura ambiente a la bechamel, evitando grumos y logrando una masa homogénea.
Aunque las croquetas de jamón son las clásicas y adoradas, Arguiñano nos invita a explorar el mundo de las croquetas más allá de lo tradicional. Su receta es la base, pero la creatividad puede dar lugar a croquetas de diversos sabores, utilizando ingredientes que cautiven nuestros gustos personales.
