Cómo conservar la mayonesa casera y otras salsas correctamente

Una vez elaborada, no hay duda que siempre es mejor consumir la mayonesa recién hecha. No obstante, en caso de que hayamos preparado mucha cantidad, es normal que surjan dudas sobre su conservación adecuada. Te lo explicamos.
Cómo conservar la mayonesa casera y otras salsas correctamente

La mayonesa es, junto con la mostaza y miel, una de mis salsas caseras favoritas. Y es que, desde que aprendemos a hacerla en casa, pronto descubrimos que nada tiene que ver con las que podemos encontrar en supermercados.

Aunque no está del todo claro cuál fue el origen de la primera mayonesa, algunos atribuyen su invención al duque de Richelieu (o a su cocinero, de nombre desconocido), quien la habría hecho por primera vez en el año 1756.

Independientemente de cuál sea su origen, no hay duda que la mayonesa consiste en una maravillosa salsa elaborada a partir de la emulsión de, al menos, yema de huevo, vinagre, mostaza, aceite, sal y pimienta negra molida. Aunque hay quien opta por no añadirle mostaza.

Su elaboración en casa es en realidad muy sencilla, consistente en usar una yema de huevo, 150 ml de aceite de girasol, 1 cucharadita de mostaza, 1 cucharadita de vinagre, ½ cucharadita de pimienta negra molida y, finalmente, 1 pizca de sal.

Para hacerla tan solo debemos separar la yema de huevo de la clara, y poner la yema en un cuenco grande con el aceite de girasol y la mostaza. Con la ayuda de un batidor manual, mezclamos bien los ingredientes con un movimiento giratorio. Luego, mientras continuamos batiendo, procedemos a añadir gradualmente el aceite de girasol en un chorro. Y seguimos batiendo hasta que el aceite se haya incorporado bien.

Tan pronto como la mezcla empiece a espesarse, sazonamos al gusto con sal y pimienta negra molida. Y, en el último momento, vertemos el vinagre.

Eso sí, si deseas conseguir una mayonesa algo más ligera y aireada, lo recomendable es optar por usar el huevo entero, lo que incluye utilizar tanto la yema como la clara de huevo. Y si deseas una mayonesa cuyo sabor tenga más carácter, puedes optar por sustituir el aceite de girasol por aceite de oliva virgen extra.

Como vemos, su elaboración es en realidad sencilla y simple, dado que basta con combinar adecuadamente bien sus diferentes ingredientes, y tener algo de paciencia. Pero, ¿qué hacer con ella una vez la hemos preparado, especialmente en aquellos momentos en que no vamos a consumirla al momento?

Consejos para conservar la mayonesa casera correctamente

Cuando hacemos mayonesa casera lo más aconsejable es intentar degustarla dentro de las 24 horas posteriores a su elaboración. Mientras que, para conservarla correctamente, es ideal guardarla en un recipiente hermético, preferiblemente de vidrio, y reservarla en la nevera, a una temperatura de 4 º C (o menos).

Eso sí, también es posible conservar la mayonesa durante varios días. Pero es necesario fijarnos bien en los ingredientes que usamos. Por ejemplo, es preferible optar por huevos extra frescos y aceite de la mayor calidad posible.

Consejos para conservar la mayonesa - Foto: Istock

Además, es recomendable añadir una cucharadita de jugo de limón o de vinagre a nuestra preparación (si seguimos una receta donde no los incluyan), ya que su acidez ayudará a ralentizar el proceso de oxidación de la salsa.

En cualquier caso, independientemente de que deseemos degustarla al momento o dejarla para más tarde, es imprescindible dejarla reposar un poco a temperatura ambiente antes de guardarla en la nevera. Y siempre acero, además, en un recipiente de vidrio, a ser posible que pueda ser cerrado de forma hermética.

¿Y cómo debemos conservar otras salsas caseras?

Además de la mayonesa, también es posible elaborar otras salsas caseras. Y lo mejor de todo es que, en la mayoría de las ocasiones, los pasos a seguir de conservación son absolutamente los mismos. Aunque, en algunos casos, es posible tener que seguir otros pasos.

La salsa roux (una mezcla que se elabora con harina y una grasa y se usa como base para espesar algunas preparaciones) puede conservarse durante siete a diez días en un recipiente hermético y en la nevera.

Los coulis de tomate cocido se pueden conservar en la nevera durante unos días, pero preferiblemente no más de cuatro. Si es elaborado con tomate crudo, debe ser utilizado el mismo día, ya que no puede ser conservado en la nevera.

En el caso del alioli también puede ser conservado en la nevera. Pero, nuevamente, lo preferible es consumirlo en los siguientes días (lo ideal es, como máximo, hasta dos días).

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