De Francia hemos asimilado muchas cosas buenas más allá del pique sano con nuestros vecinos, y si hablamos de comida la lista de ejemplos es amplia: se nos ocurre, a bote pronto, la baguette, el croissant y los crepes, los protagonistas de esta pieza.
Esta masa fina a base de harina, huevos, mantequilla (o aceite en una versión más saludable) y leche es rica y versátil. Pero lo que quizá no sepas es que también es muy fácil de hacer en casa, y ni siquiera necesitas una crepera para que te salgan de nota.
El origen de estas masas que no son como las tortitas, más esponjosas y gruesas (llevan bicarbonato en la masa para que suban más), está en la Bretaña francesa. Allí se hacían con trigo sarraceno, receta que sigue vigente hoy en día. Se conocen como galettes y generalmente se utilizan como base de crepes salados, mientras que la masa hecha con leche, la blanca, por diferenciarla de esta última, se reserva para los rellenos dulces. Pero no es una norma estricta; de hecho, en España la mayoría de creperías suelen preparar sus crepes, dulces y salados, con la masa hecha con harina común (o integral, más saludable) y leche y no con la de harina de trigo sarraceno y agua.
Conocer su historia, mínimamente, es importante más que nada para no llevarte una sorpresa cuando los pidas fuera de casa, sobre todo en Francia. Saber por qué hay dos tipos de masas y en qué se diferencian y con qué rellenos se usan más a menudo es una pista para experimentar luego en casa hasta dar con tu masa favorita.
Paso a paso para preparar la masa
Para que puedas tener un punto de partida fiable para elaborar tu masa de crepes casera te dejamos la receta de una de nuestras cocineras caseras favoritas, Paola Freire Gómez-Chao, Foodtropia en las redes, cuya proporción es la siguiente: Ingredientes: 2 huevos, 100 gr de harina de espelta integral, 350 ml de leche entera, 1 cucharada de postre de aceite de oliva (podéis usar mantequilla, ingrediente original de la receta francesa) y 1 pizca de sal.
Hacer la masa es tan sencillo como mezclar todos los ingredientes y batir, con ayuda de un electrodoméstico o a mano, con varillas. Cuela bien la mezcla al verterla en una jarra y mientras preparas el relleno deja que repose en el frigo. Tan fácil como esto. Eva Arguiñano, en su versión del crepe, recomienda poner primero los ingredientes líquidos y después la harina para que sea más fácil mezclar todo.
La masa, por cierto, también podéis comprarla hecha porque hay muy buenas versiones precocinadas. Por ejemplo, las galettes de la crêperie Keltia Nevez, que puedes encontrar en supermercados y tiendas especializadas españolas. Estos se calientan en sartén unos 40 segundos o se calientan diez segundos en el micro.
Cómo cocinarla
Dicho esto, te animamos a que prepares la masa desde cero en casa porque es muy sencillo. Una vez la tengas ya reposando en la nevera, te aconsejamos que prepares el relleno para que solo tengas que añadirlo cuando el crepe esté a punto. Si tienes crepera, solo tienes que seguir las indicaciones del fabricante y aprovechar que la mayoría de ellas vienen con el rastrillo, el utensilio de cocina que permite repartir la masa para que cubra toda la superficie de la crepera y se queda fina, como debe ser un crepe.
Si no dispones de crepera, no te preocupes, hazte con una sartén antiadherente que sea lo más plana posible. Esto te facilitará la tarea más “compleja” del cocinado: dar la vuelta con una espátula a los crepes. Sobre la crepera o sobre la sartén, pon primera una capa ligera de grasa, aceite o mantequilla, y repártela con una brocha o pincel. Normalmente, el primer crepe absorbe mucha grasa así que hay quien prefiere desecharlo.
Además, si es tu primera vez, probablemente no te salga al primer intento, así que no te desesperes porque verás cómo se aprende muy rápido; no es difícil.
Si vas a hacer varios, intenta en la medida de lo posible que estén lo más recientes posibles, y para que no pierdan temperatura apílalos unos sobre otros para que guarden lo mejor posible el calor.