Olivenza, a menudo llamada el "Gibraltar portugués", es una ciudad de gran importancia histórica y simbólica debido a la disputa territorial que ha existido entre España y Portugal desde el siglo XIX. Situada en la provincia de Badajoz, en la comunidad autónoma de Extremadura, Olivenza está a pocos kilómetros de la frontera con Portugal. Aunque actualmente está bajo administración española, Portugal ha reclamado históricamente este territorio, en un conflicto diplomático que se ha mantenido de manera latente, pero sin llegar a tensiones graves en la actualidad.
La comparación con Gibraltar, territorio británico en el sur de España cuya soberanía es un punto de disputa entre España y el Reino Unido, resalta el simbolismo de Olivenza como un enclave cuya soberanía sigue siendo un tema no resuelto entre dos países vecinos. Esta disputa entre Portugal y España por la localidad fronteriza de Olivenza se remonta a las guerras napoleónicas, pero llevaba mucho tiempo dormida. Hasta ahora, cuando varios políticos lusos han reclamado la reapertura de las conversaciones bilaterales entre los dos estados vecinos sobre el estatus del territorio.
Cuándo comenzó la disputa por Olivenza

La disputa por Olivenza tiene su origen en la Guerra de las Naranjas de 1801, un breve conflicto entre España y Portugal. Tras la intervención de las tropas españolas, apoyadas por Francia bajo el mando de Napoleón, ambos países firmaron el Tratado de Badajoz el 6 de junio de 1801. En este acuerdo, Portugal cedió a España la localidad de Olivenza, junto con su comarca. Esta cesión fue oficializada y ratificada por España, y desde entonces el territorio ha sido administrado por las autoridades españolas. Sin embargo, Portugal nunca aceptó completamente la pérdida de Olivenza y ha seguido reivindicando su soberanía.
La disputa se intensificó después del Congreso de Viena de 1815, cuando las principales potencias europeas se reunieron tras la caída de Napoleón para reorganizar Europa. En el artículo 105 de los acuerdos de Viena, se estipulaba que España debía devolver Olivenza a Portugal, restaurando las fronteras anteriores a la Guerra de las Naranjas. Sin embargo, España nunca cumplió con esta disposición, argumentando que no estaba obligada a ello debido a las circunstancias políticas y militares del momento. A partir de entonces, la cuestión de Olivenza ha sido un tema de reivindicación para Portugal, aunque no ha dado lugar a enfrentamientos armados o serios conflictos diplomáticos.
Cultural y lingüísticamente, Olivenza ha experimentado una evolución interesante. Durante siglos, fue una ciudad portuguesa, y muchas de sus tradiciones, costumbres y su arquitectura reflejan esta influencia. De hecho, durante un tiempo se hablaba portugués en Olivenza, y parte de la población conserva apellidos y costumbres lusas. Hoy en día, el portugués ha dejado de ser la lengua dominante en Olivenza, pero todavía es posible notar la huella cultural de Portugal en la ciudad, sobre todo en su arquitectura, con ejemplos destacados como la Iglesia de Santa María Magdalena, de estilo manuelino.
En 2024 se ha vuelto a abrir el debate sobre la soberanía de Olivenza

Ha sido en este septiembre de 2024 cuando el ministro de Defensa de Portugal, Nuno Melo, reavivó la reclamación sobre la soberanía de Olivenza. En concreto, Melo afirmó que Olivenza es "naturalmente" territorio portugués y que su país tiene derecho a exigir su devolución. El ministro hizo referencia a la interpretación de tratados históricos, como el Tratado de Alcañices de 1297 y los acuerdos del Congreso de Viena de 1815 nombrado anteriormente, para justificar así la postura de Portugal de que la cesión de Olivenza a España no se considera definitiva.
Estas declaraciones sorprendieron, ya que el tema de Olivenza ha estado fuera de la agenda política activa durante décadas, y tanto Portugal como España han mantenido relaciones diplomáticas cordiales en el marco de la Unión Europea. De hecho, dentro del propio gobierno portugués, algunas figuras han criticado la postura del ministro, argumentando que puede afectar las buenas relaciones bilaterales y que se trata de un tema de menor relevancia en la actualidad.
Por su parte, el alcalde de Olivenza, así como la mayoría de la población local, se sienten plenamente integrados en España y han expresado su deseo de no reabrir un conflicto histórico que consideran anticuado. El gobierno de España también ha mantenido su postura histórica de que la localidad pertenece legítimamente a territorio español. A pesar de la postura de Melo, no parece que la reclamación vaya a traducirse en acciones diplomáticas concretas en el corto plazo.