Hay muchos tipos de suelo, y cada uno tiene sus peculiaridades. De hecho, hoy en día existe en el mercado una variedad de robots domésticos que se pueden adaptar, según su programación, al tipo de suelo en el que se encuentren. Todos cuentan con sus ventajas y con sus inconvenientes. Sin embargo, con estos trucos no se te resistirá ningún tipo de suelo a la hora de limpiarlo.
Alfombras y moquetas
Lo mejor para mantener la limpieza de los suelos con moqueta y las alfombras es pasar el aspirador regularmente (entre 3 y 4 días a la semana), para evitar que se acumule polvo. En este caso es importante que las moquetas o alfombras sean de calidad y que tengan un potente filtro antiácaros.
Suelos de madera
Los suelos de madera necesitan mucha atención. Es cierto que son muy bonitos, pero siempre que estén bien cuidados. Son materiales de una gran pureza y bastante delicados. En el día a día lo mejor es utilizar una mopa o un aspirador con un cepillo especial que no raye el suelo. En caso de que quieras una limpieza más profunda, humedece la fregona en un jabón con pH neutro y unas gotas de vinagre. No es conveniente utilizar productos específicos, ya que algunos llevan componentes químicos que podrían dañarlo.
Vinilos
Los suelos de vinilo están hechos con PVC, un material muy resistente y duradero, que además es muy fácil de limpiar. Para cuidarlo en condiciones solo es necesario pasar el cepillo de barrer o el aspirador, y después pasar la fregona con un jabón de pH neutro. Y ya está, ¡listo!
Suelos de corcho
Los suelos de corcho son bastante frágiles, se rayan con mirarlos. Lo mejor para limpiarlos es hacerlo con agua caliente y vinagre, siempre con la fregona muy bien escurrida, que no esté mojada, solo un poco húmeda, ya que si no el suelo podría absorber el agua y provocar humedades que arruinarían la superficie.
Azulejos y juntas
Los azulejos y las juntas son fáciles, pero antes es importante acondicionar primero el suelo para limpiarlo bien, es decir, quitarle toda la grasa. Más tarde bastará con algún producto específico o bien agua y amoniaco, sin necesidad de aclarado. Si quieres una limpieza más profunda, apuesta por hacerlo con vapor.
De piedra natural
La piedra natural ofrece un aspecto elegante y duradero. Sea cual sea la piedra que hayas elegido, lo mejor es limpiarla con un jabón de pH neutro u optar por limpiarla con una mezcla de agua y amoniaco. Para evitar dañar la superficie lo ideal es hacerlo con un trapo suave o cepillo, o una esponja.
Baldosas porcelánicas
Los suelos con este tipo de baldosas son muy frecuentes. Una de sus mayores características es el brillo. Es una superficie muy poco porosa, de manera que al limpiarlo, la fregona debe estar bien escurrida, de lo contrario quedarán las marcas de agua en el suelo, y su efecto brillante desaparecerá. Y en vez de escoba, utiliza mejor una mopa para arrastrar la suciedad y que el suelo no se raye.