Revista Mía

Lo que la mayoría conocemos como carne picada envasada de supermercado en realidad no lo es, según un experto en alimentos

Cuando hacemos la compra podemos encontrar un montón de productos envasados que parecen carne picada, pero en muchos casos no son realmente carne 100%, sino que contienen otros ingredientes y un porcentaje de carne menor. En este artículo te contamos los detalles y cómo reconocer cada producto.

Lo que la mayoría conocemos como carne picada envasada de supermercado en realidad no lo es, según un experto en alimentos (Miguel Angel Lurueña)
Hacer la compra suele parecerse mucho a una carrera de obstáculos, especialmente si vamos a un supermercado o a una gran superficie, porque en ellos suele haber una enorme variedad de productos y un sinfín de reclamos que desvían nuestra atención y nos llenan de confusión.
Por ejemplo, si vamos a la sección de refrigerados en busca de carne picada, encontraremos diferentes envases, marcas, tamaños, etc. Todos con aspecto parecido: bandejas con lo que parece ser carne picada.
Lo que la mayoría conocemos como carne picada envasada de supermercado en realidad no lo es, según un experto en alimentos

Istock

Si no nos fijamos en los detalles, es probable que al llegar a casa nos demos cuenta de que ese producto que hemos comprado presenta algunas diferencias con respecto a la carne picada. Por ejemplo, al abrir la bandeja podemos observar que sus características son ligeramente diferentes: normalmente su textura es más compacta y su aspecto de un color más intenso. Además, cuando la ponemos sobre la sartén es posible que quede más gomosa e incluso que su sabor sea ligeramente diferente.
¿Qué ha ocurrido? ¿Nos han engañado? ¿Le echan cosas raras a la carne picada?

Carne picada y otros productos que se le parecen

Cuando compramos algunos productos a veces nos sentimos engañados porque nos damos cuenta de que lo que hemos adquirido no es realmente lo que queríamos comprar. Esto puede ocurrir por muchos motivos, pero uno de los más habituales es el desconocimiento.
En el caso que nos ocupa, lo que suele suceder es que no conocemos los tipos de productos cárnicos que podemos encontrar en el supermercado, así que a veces confundimos unos con otros pensando que son todos iguales. Y es que no todo lo que parece carne picada lo es realmente.
Desde el punto de vista legal, solo se puede vender como “carne picada”, la carne que ha sido sometida a un proceso de picado. Dicho de otro modo, la carne picada es 100% carne porque no puede contener ningún otro ingrediente ni aditivo, con la única excepción de la sal, que además solo puede encontrarse en una proporción inferior al 1%.
Pero en el supermercado hay otros productos parecidos a la carne picada:
  • Preparados de carne: pueden tener la apariencia de carne picada, porque se trata de carne picada a la que se han añadido más ingredientes. Pero precisamente por esto no se pueden vender como “carne”. Entre los ingredientes más habituales se encuentran por ejemplo el agua (que se emplea para aumentar el rendimiento), el jugo de remolacha (que se utiliza para aportar un color rojo más atractivo) o los antioxidantes (que se emplean para aumentar la vida útil del producto).
  • Burger meat: es un tipo concreto de preparado de carne que se caracteriza por contener un mínimo de un 4% de cereales u hortalizas y sulfitos, que son conservantes que permiten alargar su vida útil.

La responsabilidad de las empresas

Como consumidores quizá deberíamos conocer la existencia de diferentes categorías de productos cárnicos, pero siendo realistas, esto es mucho pedir porque no todo el mundo puede hacerlo. De todos modos, lo que sí podemos hacer es consultar la etiqueta para leer los ingredientes, que en este caso nos informarán claramente del tipo de producto que tenemos delante. Es decir, como consumidores tenemos una parte de responsabilidad.
Lo que ocurre es que a veces nos dejamos llevar por el aspecto del producto y no nos detenemos a leer la etiqueta porque damos por sentado que, si parece carne picada, lo será. En este sentido las estrategias de marketing suelen tener algo que ver. Y es que en algunos envases se incluyen diferentes reclamos (por ejemplo “picada”) que nos hacen pensar que estamos ante carne, cuando en realidad se trata de un preparado de carne.
¿Estamos en ese caso ante un engaño? Pues depende. Normalmente ese tipo de mensajes juega con la ambigüedad, así que depende de la interpretación que se haga de ellos. En cualquier caso, conviene obviarlos y centrarse en la lista de ingredientes, que muestra información objetiva.
Dudas carne picada en el supermercado

Istock

¿Qué producto es mejor?

Entre los tres tipos de productos que hemos mencionado hay varias diferencias. Cada uno tiene unas ventajas y unos inconvenientes que debemos valorar según nuestras necesidades:
  • Carne picada: tiene la ventaja de que es 100% carne, tal cual, con su textura y su sabor. Pero su gran inconveniente es que tiene una vida útil muy corta: 24 horas si la compramos a granel o, como mucho, dos o tres días si la compramos envasada en atmósfera protectora.
  • Preparado de carne (carne picada con antioxidantes): como hemos mencionado, algunas de sus características organolépticas pueden cambiar, por ejemplo, su textura puede resultar más gomosa y su sabor ligeramente diferente. Además, al contener otros ingredientes, el porcentaje de carne es menor que en el caso anterior (normalmente entre un 85-95%). Tiene la ventaja de que su vida útil es más larga que en el caso de la carne picada: en torno a una o dos semanas.
  • Burger meat: las ventajas y los inconvenientes son parecidos a los del caso anterior, lo que significa que el porcentaje de carne tampoco llega al 100% y se queda más bien en torno al 85-90%. Además, el sabor puede ser aún más diferente, aunque tiene la ventaja de que su vida útil es más prolongada.
tracking