Nos encontramos posiblemente ante un gran clásico italiano. Unas galletas humildes, versátiles, y con una apariencia y forma características. Son los biscotti de almendras, habitualmente conocidas con el nombre de Cantucci o biscotti di Prato en la Toscana.
Básicamente consisten en unas galletas de origen italiano cuyo nombre originalmente recuerdan a los bizcochos más tradicionales. Sin embargo, poseen una textura crujiente, motivo por el cual no tienen la particular textura del bizcocho.
Esto se debe a que son horneados dos veces, dando como resultado unas galletas ciertamente un poco duras pero deliciosas, que pueden conservarse muy bien y que combinan a la perfección con cualquier bebida. De hecho, en Italia se tiene la costumbre de remojar los biscottis en el Vin Santo, un vino dulce muy característico y popular en el país.
Aunque es cierto que, una vez tengamos la receta tradicional, podemos divertirnos añadiendo y cambiando ingredientes (como aromatizarlos con anís o añadir avellanas, piñones, pistachos, trocitos de fruta confitada o ralladura de naranja), la receta básica se elabora con almendras y ralladura de limón.
¿Lo mejor? Se trata de una receta tremendamente fácil de elaborar, aunque sí es cierto que se requiere algo de paciencia, puesto que la clave de los biscottis es que deben ser horneadas dos veces, para que, con ello, adquieran esa textura crujiente y dura tan particular.
Receta de bizcottis italianos

Ingredientes:
- 360 g de harina
- 200 g de almendras enteras
- 180 g de azúcar
- 30 g de naranja confitada troceada
- 3 huevos (2 huevos enteros y 1 yema + 1 clara de huevo)
- Ralladura de limón
- 1 cucharadita de levadura en polvo
- Una pizca de sal
Elaboración:
Comenzamos precalentando el horno a 220 ºC. Abrimos dos huevos y los vertemos en un cuenco grande. Luego, separamos la clara de la yema del tercer huevo, añadiendo al cuenco únicamente la yema y reservando la clara.
Añadimos el azúcar y, seguidamente, batimos muy bien con la ayuda de una batidora eléctrica, hasta que los ingredientes se mezclen bien y los huevos queden espumosos y claros. Añadimos la ralladura de limón y la sal.
Tamizamos la harina junto con la levadura y, luego, la incorporamos delicadamente para tener una masa homogénea. Añadimos la naranja confitada cortada en trozos, volvemos a mezclar, y luego agregamos las almendras, volviendo a combinar de nuevo. Es fundamental obtener una masa ligeramente blanda pero pegajosa.
Ahora, con las manos húmedas, procedemos a dividir la masa por la mitad y formamos dos rulos. Cubrimos la bandeja de horno con papel de horno, colocamos los rulos de masa en ella, y los aplanamos con las manos. Pinceladas con la clara de huevo.
Introducimos en el horno y horneamos durante 10 minutos a 220 ºC. Una vez haya pasado este tiempo, rebajamos la temperatura del horno a 180 ºC, y continuamos horneando entre 10 a 15 minutos más. Aunque la masa debe dorarse, debe permanecer suave en el centro.
Pasado el tiempo, retiramos del horno y dejamos que se enfríen un poco. Más tarde, cortamos en rodajas de aproximadamente 1 centímetro de grosor (en diagonal no). Seguidamente, les damos la vuelta y cocinamos por el otro lado durante otros 10 minutos (lo que ayudará a que se sequen, adquiriendo su textura característica).
Finalmente, retira del horno y conserva en un recipiente de cristal, preferiblemente que puedas cerrar herméticamente.
Algunas variaciones deliciosas
Sobre la base original podemos realizar distintas variaciones igual de deliciosas. Por ejemplo, podemos mezclar las almendras con pistachos o avellanas, y sustituir la naranja confitada por clementina, limón o arándanos confitados. Eso sí, también es posible omitir la fruta por completo.
Por otro lado, hay quien añade un poco de mantequilla o aceite de oliva. Y también es perfectamente posible utilizar los tres huevos enteros en la masa.