La serie colombiana Devuélveme la vida ha llegado a Netflix casi simultáneamente con el estreno de la secuela de Yo soy Betty, la fea, que está arrasando en Prime Video. Esta nueva ficción evoca sutilmente el éxito de Café con aroma de mujer, y parece dispuesta a conquistar también a los espectadores de Netflix. Es más, este melodrama ha desbancado al fenómeno de William Levy como el contenido favorito de muchos usuarios de la plataforma.
La historia nos transporta a las décadas de los años 50 y 70 en los campos algodoneros del Valle del Cauca, Colombia. En este paisaje de contrastes, donde la opulencia de las haciendas convive con la dura realidad de los jornaleros, surge un amor prohibido entre Mariana Azcárate, heredera de la hacienda La Victoria, y Joaquín Mosquera, un trabajador afrodescendiente. Este romance desafía las rígidas normas sociales y desata una tormenta de prejuicios y violencia que desnuda las profundas grietas de una sociedad anclada en valores arcaicos.
La serie, que podría considerarse una versión colombiana de Romeo y Julieta, alcanza sus tintes más dramáticos cuando el padre de Mariana descubre el amor entre su hija y Joaquín. Decidido a erradicar esa unión, planea eliminar al joven, ignorando que su hija ya espera un hijo de él. Aunque el intento de asesinato fracasa y Joaquín logra escapar, el padre engaña a Mariana, haciéndole creer que Joaquín se ha ido voluntariamente. Años más tarde, Mariana ha asumido el control de La Victoria y ha formado una nueva familia, mientras Joaquín regresa con sed de venganza, ajeno a la vida que Mariana ha reconstruido.
1824838602292961631Devuélveme la vida destaca por su meticulosa ambientación y una fotografía que sumerge al espectador en la época retratada. Los vastos campos de algodón, las majestuosas haciendas y el vestuario cuidadosamente elegido crean una atmósfera envolvente que enmarca el drama. La serie intenta abordar temas como la discriminación racial y la desigualdad social, pero su tratamiento es, a veces, superficial. Aunque expone las injusticias y abusos de la época, carece de una exploración más profunda de las estructuras sociales y económicas que sustentan estos sistemas de opresión.
Además, la producción toca, aunque de manera potente, los cambios políticos y económicos que transformaron Colombia en ese periodo. Las menciones a los conflictos internos y las transformaciones en la industria algodonera añaden un interesante contexto histórico, pero estas tramas secundarias no reciben el desarrollo profundo que merecen.
