Durante años, se ha demonizado el pan en nuestra dieta por ser una fuente de carbohidratos, un elemento en la nutrición que, hasta ahora, se ha creído que engordan. Aunque la realidad comienza a ser otra, ya que dependiendo de la forma en la que lo consumamos, nuestro pan blanco de toda la vida puede tener más o menos fibra, en función de la manipulación previa al consumo. Así lo confirma Isabel Viña, médico y divulgadora de contenido referente a la salud en redes sociales. Recientemente, la experta se ha lanzado a hablar sobre cómo podemos consumir alimentos para que sean mucho más beneficiosos para nuestra salud. En concreto habla del pan blanco, que puede ser una fuente muy rica de fibra si lo sometemos a un proceso concreto.
Ha sido a través de su cuenta de Instagram donde ha comentado el funcionamiento del almidón resistente y cómo algunos alimentos pueden convertir sus carbohidratos en este componente, siendo una fuente muy alta de fibra. Ya hablamos de que Manuel Viso, médico, alerta: "Hay que esperar 24 horas para comer las patatas después de cocinarlas". Ahora, Isabel Viña explica cómo mejorar el valor nutricional del pan.
El poder del almidón resistente
En el mundo de la nutrición, el almidón resistente se está ganando un lugar privilegiado. Este tipo de almidón, que no se digiere en el intestino delgado, llega al intestino grueso intacto, donde se convierte en alimento para nuestra microbiota intestinal. Isabel Viña, médica experta en metabolismo, destaca que "hay que alimentar adecuadamente a nuestra microbiota para favorecer la producción de ácidos grasos de cadena corta, esenciales para mejorar el metabolismo de la glucosa, reducir el colesterol y mejorar la sensibilidad a la insulina".
Conocer cómo incrementar el almidón resistente en alimentos cotidianos como el arroz, la pasta, la patata y el pan puede ser un cambio sencillo pero poderoso para nuestra salud. Estos alimentos, al ser enfriados después de cocinarlos, experimentan un proceso conocido como retrogradación del almidón, que aumenta su contenido en almidón resistente.
Este proceso no solo mejora la calidad nutricional de los alimentos, sino que también contribuye a una mejor salud metabólica e intestinal. Así, transformar estos básicos de la dieta en opciones más saludables es más fácil de lo que parece.
Transforma alimentos básicos como el pan, el arroz o la pasta

Isabel Viña nos ofrece un consejo muy práctico para incrementar el almidón resistente del pan. Simplemente vamos a congelarlo en trozos durante un día para que haga efecto esta transformación y tras pasado ese tiempo se pueden consumir al gusto de cada uno. De hecho, ella explica que "se puede tomar el pan a temperatura ambiente o calentarlo suavemente para sea más agradable su consumo, incluso tostarlo".
Una vez transcurrido el tiempo de enfriamiento, este alimento puede consumirse frío o recalentado ligeramente. Esta práctica no solo mejora el perfil nutricional de los alimentos, sino que también añade variedad a nuestras comidas diarias. Lo mismo ocurre con el arroz, la pasta o las patatas que son ricas en carbohidratos.
Beneficios para tu salud
Al adoptar estos sencillos cambios en la preparación de tus alimentos, puedes transformar tu dieta y potenciar tu salud intestinal. Una microbiota bien alimentada contribuye a una mejor salud general, promoviendo un metabolismo más eficiente y un sistema inmunológico más fuerte.

Además, estos cambios no requieren un esfuerzo significativo ni alteran drásticamente tus hábitos alimenticios. Es una manera práctica y efectiva de mejorar tu dieta diaria y fomentar una mejor salud a largo plazo. Incorporar estas técnicas en tu rutina culinaria puede marcar una gran diferencia en tu bienestar general, demostrando que pequeños cambios pueden tener un gran impacto.