Hay tres cosas que todas buscamos cuando se trata de nuestra casa: que esté limpia, ordenada y que huela bien. Suena básico, pero en realidad es todo un arte. Porque no basta con pasar la aspiradora o esconder la ropa bajo la cama cuando viene visita. Lo que de verdad marca la diferencia es lograr ese equilibrio entre un espacio en orden, sin rincones caóticos, sin trastos acumulados, sin el calcetín solitario en medio del salón… y que además, al entrar, te reciba un aroma que te diga: “aquí se vive bien”.
Porque sí, aunque no siempre lo digamos en voz alta, todas sentimos esa presión absurda de tener la casa impecable antes de que llegue alguien, incluso si es la persona que viene precisamente a limpiar. Es ese deseo de mostrar control, de que todo esté bajo control. Pero no se trata solo de apariencia: mantener el hogar limpio y ordenado puede tener un impacto profundo en cómo nos sentimos día a día.
Por qué ordenar tu casa puede mejorar tu estado de ánimo
Hay estudios que avalan y una experiencia cotidiana que confirma por qué ordenar tu casa puede mejorar tu estado de ánimo: el vínculo entre espacios limpios y bienestar mental. Lo sabes cuando, después de una semana caótica, recoges, limpias y de repente todo parece un poco más fácil. El cerebro se relaja cuando el entorno está en calma. Es casi como si pusieras orden dentro de ti, empezando por fuera. Y en ese ritual de limpieza, cada pequeño gesto cuenta.
Uno de esos gestos, tan simple como efectivo, es encender una vela. Pero no cualquier vela. En Mercadona han lanzado una que nos ha sorprendido (para bien): la vela perfumada PEONÍA. Y si eres de las que disfruta con los perfumes florales, ve haciendo hueco en tu carrito, porque te va a enamorar. Huele a flores frescas, suaves, limpias. Tanto, que la nueva vela de Mercadona es perfecta si eres fan de los perfumes florales porque te ayudará a convertir tu salón en un jardín de flores frescas. No es un ambientador cualquiera ni un aroma sintético cargante. Es un perfume natural, ligero pero presente, que te hace querer quedarte un rato más en el sofá.

En la redacción, varias hemos corrido a comprarla después de que una compañera la trajera como descubrimiento. Tiene tres mechas, lo que ayuda a que el aroma se distribuya mejor, un tamaño generoso (300 g) y una duración aproximada de 30 horas. Pero lo mejor es que, con una sola vela encendida en el salón, se transforma todo el ambiente. No hace falta tenerla en cada rincón. Aunque, aviso: probablemente vas a querer una en cada habitación, porque el efecto es así de adictivo.
Otro punto a favor: es bonita. El vaso de cristal es sencillo, elegante y fácil de reutilizar. Cuando se acabe, basta con echar agua caliente con detergente, esperar unos minutos y retirar los restos de cera con un estropajo. Así tienes un recipiente más para velas nuevas, pinceles, algodones o lo que quieras.

Pero no nos engañemos: ni la mejor vela del mundo puede hacer magia en una casa donde el caos reina. Por eso es importante entender que el aroma es la guinda del pastel, no la base. Primero viene el orden, ese que a veces cuesta pero que siempre merece la pena. Luego la limpieza, que no tiene por qué ser una tortura si se hace con rutina. Y por último, ese pequeño placer olfativo que hace que todo tenga más sentido.
Así que si estás en ese momento de querer mimarte un poco, de hacer que tu casa sea un refugio, esta vela puede ser justo lo que necesitas. Porque sí, una vela puede hacerte feliz. Sobre todo si huele como esta.