Este es el motivo por el que los mayores de 60 años no pueden ver las etiquetas de los alimentos
El 70% de las personas mayores de 60 años no puede leer el etiquetado de los alimentos porque la letra es “demasiado pequeña”
Los mayores de 60 años no pueden leer las etiquetas de los productos alimentarios porque la letra es demasiado pequeña. Hablamos de la parte de la etiqueta donde se indica la identidad y composición del alimento, con su lista de ingredientes ordenada por cantidad, sus valores nutricionales y donde aparece la información detallada relativa al uso seguro del alimento. Esto es, la presencia de alérgenos o la fecha de caducidad, entre otros datos de interés.
Informa la OCU que el 70% de los mayores de 60 esgrimen el mismo argumento de por qué no leen con atención esta parte del etiquetado de los alimentados que contiene información esencial para mejores los hábitos alimentarios del consumidor: no pueden leerlo.
En la encuesta, en la que han participado 921 consumidores de entre 18 y 79 años, el 56% de las personas reconoce no leer con atención la etiqueta —el 9% dice que nunca la lee—, y esa cifra se eleva al 70% en la franja de edad de 60 años en adelante. El tamaño de la letra del etiquetado es "demasiado pequeña para la mitad de ellos", dice la OCU.
El 30% restante señala que no tiene el hábito de mirarla, les lleva demasiado tiempo o les resulta difícil de entender. Y es curioso también el dato de que a partir de 60 años, lo que más se mire del etiquetado sea el origen del producto y su fecha de caducidad.
Posibles soluciones para favorecer la lectura del etiquetado
La OCU hace hincapié en ese 70% de personas mayores de 60 años que quiere leer la parte informativa del etiquetado y no puede hacerlo por el tamaño insuficiente de la letra.
Denuncia la organización que el tamaño establecido por ley para el etiquetado —1,2 mm y en caso de envases muy pequeños, 0,9 mm (Reglamento 1169/2011 sobre el etiquetado de los alimentos)— es “demasiado pequeño cuando va impreso en un material plástico, con brillos o con poco contraste entre la fuente y el fondo”.
Además, la OCU propone mejorar el lugar en el que se ubica la información en la etiqueta de los alimentos porque también afecta a la legibilidad de la misma. “En la parte frontal suele localizarse la denominación comercial del producto y es ahí donde suelen colocarse algunos eslóganes publicitarios para los que no se escatima el tamaño de la letra”, critica. “Es en el reverso donde aparece el resto de la información obligatoria”, añade.
La alternativa a esta realidad, en opinión de la OCU, es exigir un cambio en el diseño de las etiquetas. Este diseño debería incluir una “letra más legible, en tamaño más grande, no apelotonada para hacer sitio a varios idiomas, con contraste suficiente con el color del fondo y tipo de material”, argumenta la OCU.
Además, añade, debería exigirse que se muestre “la información esencial en lugar destacado”. Esta información esencial, concluye la OCU, es “la denominación del producto, la fecha de caducidad y la lista de ingredientes”, que deberían estar “bien visibles, sin que tuvieran que competir en espacio con mensajes publicitarios”.
Por otro lado, mayores que ya han denunciado lo que la OCU reclama ahora para que las etiquetas de los alimentos sean más legibles, también demandan que se tengan en cuenta otros detalles como la eliminación de la publicidad engañosa sin evidencias científicas o destacar de algún modo información esencial para la salud como el contenido de azúcares y grasas saturadas o la fecha de caducidad.