En los últimos meses se ha hecho patente la crisis que azota al sector del aceite de oliva en España. El pasado 10 de marzo, la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) anunciaba a través de su página web irregularidades en el envasado de hasta nueve marcas de aceite. Dos semanas más tarde, fueron 13 los casos registrados, todos ellos comercializados en Andalucía y Extremadura en garrafas de cinco litros. Ahora, el motivo que ha desencadenado la alarma en las últimas horas es que se ha puesto en conocimiento que varios supermercados andaluces han empezado a vender ‘blends’ (‘mezclas’) de aceite de oliva y girasol como reacción a la estrepitosa subida de precios y con el fin de abaratar costes ignorando la calidad del producto final. Todo un dardo envenenado que hunde el valor del oro líquido, una de las joyas de la cocina mediterránea.
La UPA (Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos) de Andalucía lo califica metafóricamente como “un misil directo a la línea de flotación”, que se vende a razón de 20,25 euros la garrafa de cinco litros. Su secretario general en Andalucía, Cristóbal Cano, ha denunciado que “es la primera vez en España que se pone a la venta este nuevo producto”. Un escándalo que se refuerza porque el ‘blend’ es una práctica prohibida en nuestro país, no así su venta.

¿Por qué el ‘blend’ está prohibido en nuestro país?
A nivel europeo, la mezcla de distintas variedades de aceites es algo relativamente común. Sin embargo, en España la cosa cambia. Aquí la normativa de calidad y trazabilidad es mucho más exigente y eso hace que esta práctica sea inviable. Por eso, y en este caso, el ‘blend’ se ha hecho fuera de nuestras fronteras, donde no está penado. La UPA asegura que se ha localizado en Portugal, país en el que supuestamente se está mezclando y envasando. Una vez que está listo, algunas empresas buscan artimañas y vacíos legales para introducir este tipo de productos adulterados en nuestros supermercados, ofreciéndolos hasta 3 y 4 euros más baratos que el aceite de oliva sin mezclar.
Según la UPA, se está intentando engañar a los consumidores y califica esta práctica de ‘lamentable’. Se apoyan en que la mezcla de aceites queda camuflada en el diseño del envase, que sigue resultando atractivo para un ciudadano de a pie que no recala demasiado en el detalle. Pese a que se indican sus ingredientes en la etiqueta, algunos de estos dibujos dan lugar a confusión, debido a que hacen referencias exclusivas al aceite de oliva. De este modo se está perjudicando a todos los profesionales de la cadena de producción del oro líquido de calidad, se desprestigia la arraigada cultura que existe alrededor de él y se echan por tierra los valores de la dieta mediterránea. Las consecuencias pueden ser imprevisibles en un sector que no está pasando su mejor momento.

Antecedentes y soluciones
Este caso puede trasladarnos también a la reciente alarma por el problema de la miel. Recordemos que la Comisión Europea descubrió que el 46% de las mieles que se importan a la UE son sospechosas de haber sido adulteradas con aditivos no permitidos como el sirope de azúcar, llegando a más de la mitad en el caso de las mieles importadas que se comercializaban en España. En ambos casos, no se pone en duda la salubridad de los productos, sino su imagen e integridad.
La UPA ya ha advertido que se encuentra en conversaciones con el Ministerio de Agricultura para que se solicite en Europa que ninguno de los países de la UE se permita vender esta mezcla de aceites. “Vamos a trabajar desde ya para que esto se frene y se prohíba”, apunta.
Claves para diferenciar un buen aceite de oliva
El aceite de oliva es conocido por su sabor y propiedades saludables. Es rico en grasas monoinsaturadas, que pueden reducir el colesterol y prevenir enfermedades cardiovasculares. Por otro lado, el aceite de girasol es una fuente rica en grasas poliinsaturadas, que también son beneficiosas para la salud, aunque en menor medida.
Es importante destacar que no todos los aceites de oliva son iguales y que hay diferentes grados de calidad y categorías, en función de su proceso de producción y origen geográfico. Los aceites de oliva virgen extra, por ejemplo, son los de mayor calidad y se obtienen a partir del primer prensado de las aceitunas, lo que garantiza un sabor más intenso y un perfil nutricional completo. En cambio, los aceites de oliva refinados, que se obtienen a partir de aceites de menos calidad o mediante procesos químicos, suelen tener un sabor más suave y menos propiedades saludables.
Según el nutricionista Rubén Bravo, @rubenbravocoach, existen dos trucos fáciles para comprar el mejor aceite de oliva sin miedo a equivocarnos. “El primero de ellos es que busquéis Denominación de Origen. En España hacemos el mejor aceite virgen extra del mundo con Denominación de Origen. El segundo, buscar que sea 100% español, porque la legislación española prohíbe mezclar aceites, con lo cual muchos fabricantes lo que hacen es producir aquí, mezclar en el extranjero y empezar aquí a comercializarlo”, apunta.