Ya vimos cómo la universidad de Harvard determina la edad a la que el ser humano alcanza su máximo nivel de felicidad. Ahora uno de sus expertos, nos sorprende con las tres decisiones que debemos priorizar en nuestra vida para ser más felices.

En la búsqueda de la felicidad, a menudo caemos en un error base. Arthur Brooks, profesor de la Universidad de Harvard y experto en felicidad, destaca que esta búsqueda desenfrenada puede llegar a ser contraproducente. En su obra 'No desees la felicidad. Trabaja en ella', Brooks plantea una paradoja recurrente: ¿qué sucede cuando perseguimos la felicidad sin realmente trabajar en ella?
Brooks argumenta que desear ser más feliz no equivale a estar en camino hacia la felicidad. ¿Cuántas veces hemos escuchado a alguien quejarse de su situación, deseando fervientemente un cambio, pero sin tomar ninguna acción para lograrlo? Esta discrepancia entre el deseo y la acción es el corazón de la paradoja de la felicidad.
En lugar de simplemente desear ser feliz, Brooks nos recomienda dedicar un esfuerzo activo hacia ese objetivo que nos propongamos. Pues la felicidad, nos recuerda el experto, no es un destino fijo, sino más bien una dirección a la que debemos comprometernos constantemente. Entonces, te preguntarás ¿cuáles son las decisiones prioritarias que debemos tomar para encaminarnos hacia la felicidad?
Las decisiones que fomentan la felicidad
Según Brooks, las personas felices no solo tienen metas en mente, sino que toman decisiones continuas que influyen en su bienestar emocional y mental. Estas decisiones, como él las llama, son los "macronutrientes de la felicidad", los elementos esenciales que nutren nuestra alegría interior. Veamos qué significan y cómo podemos aplicarlos en nuestras vidas.

1. Elegir el disfrute sobre el placer
El placer puede ser efímero, una ráfaga momentánea de satisfacción que se desvanece rápidamente. En cambio, el disfrute es más duradero y profundo, una experiencia que creamos a través de nuestro esfuerzo consciente. Brooks nos anima a buscar el disfrute en nuestras actividades diarias, encontrando satisfacción en el proceso en lugar de depender únicamente de momentos fugaces de placer.
2. Conocer el secreto de la satisfacción
La satisfacción no proviene de la gratificación instantánea, sino de la lucha y el esfuerzo dedicados a alcanzar nuestras metas. Es en el proceso de superar desafíos donde encontramos verdadera alegría y recompensa. Valoramos más aquello por lo que hemos trabajado arduamente, porque sabemos el sacrificio que conlleva.

3. Vivir con propósito
El propósito da significado a nuestras vidas y nos impulsa hacia adelante en nuestros caminos individuales. Brooks desglosa el propósito en tres dimensiones: coherencia, finalidad y significado. Tener un propósito claro nos ayuda a entender nuestra narrativa personal, establecer metas significativas y sentirnos valiosos en el mundo que habitamos.