El sexo ya ha dejado de ser un tabú en lo que llevamos de siglo XXI. Lo que en generaciones anteriores podría ser un tema que apenas se hablaba entre las mujeres, ahora es una conversación pendiente que debemos tener con nosotras mismas. Fue a partir de las décadas de los 70 y 80 cuando estalló la revolución sexual y hoy en día todavía sigue la lucha para derrotar miedos, complejos e imposiciones para poder tener relaciones sexuales de calidad en todos los estadios de la edad, incluida la tercera.
La vida sexual está estrechamente relacionada con el ciclo vital de las mujeres. Entre los 45 y 55 años, las mujeres se enfrentan a la temida menopausia, que trae consigo cambios hormonales y físicos. Ya a los 65 se entra en una etapa de envejecimiento en la que el cuerpo nota el paso del tiempo pero aún así, los mayores se acercan a las relaciones con menos miedo y pudor y es por eso por lo que estamos ante un momento de empoderamiento sexual. Yéssica Sánchez, médico experta en optimización hormonal arroja una realidad y los posibles tratamientos para mejorar la salud sexual en la tercera edad.
Beneficios de tener una vida sexual activa incluso a partir de cierta edad
La doctora Sánchez, especialista en medicina antiage, advierte que en los últimos años, además de la salud física, "la salud mental se empieza a priorizar mucho más desde la pandemia, incluso en el bienestar sexual".
Entre los beneficios que encontramos en tener un bienestar sexual existen a nivel físico y psíquico. Por un lado, mejora la salud cardiovascular al aumentar la frecuencia cardíaca y favorecer la circulación sanguínea, fortalece el sistema inmunológico y puede servir de analgésico natural, reduciendo el dolor y malestar.

Respecto a la salud mental, el sexo puede tomar cartas en el asunto para mejorar el estado de la mente. La experta asegura que "otro beneficio es la disminución de los niveles de estrés y ansiedad", incluyendo en nuestro cuerpo una sensación de bienestar. El sexo también produce oxitocina, "que mejor el estado de ánimo y reduce los síntomas de depresión".
Otro consejo que destaca el equipo de profesionales de la clínica Neolife es el de"mantener los niveles hormonales equilibrados para beneficio de la salud general".

Tratamientos eficaces para evitar el declive sexual
Existen tratamientos médicos que hacen que frenen el declive sexual con terapia mediante la que se reemplaza el nivel perdido de hormonas -que se pierden con los años- y que consiste en la administración bioidéntica de las mismas inyecciones o pastillas.
Estos tratamientos suelen tratarse por andrólogos, que están especializados en la salud sexual y reproductiva masculina, en el caso de los hombres; y en las áreas de ginecología, en el caso de las mujeres.
Se trata de tratamientos personalizados ya que cada persona tiene los niveles diferentes de hormonas. La doctora Sánchez recuerda que "es necesario que, en caso de condiciones médicas preexistentes, las personas mayores consulten con su médico para asegurarse de que la actividad sexual es segura para su salud".
También puedes optar por aliados cuando tengas relaciones sexuales como algunos de los mejores lubricantes que alivian la sequedad vaginal e hidratan.

Cambios físicos a partir de los 60 años
La mujer sufre durante la menopausia una bajada orgánica de sus niveles de algunas hormonas, como el estrógeno y la progesterona. Esto puede producir consecuencias para que una mujer consiga satisfacer su necesidad sexual.
Nos podemos encontrar con algunos inconvenientes por los cambios que se sufre tras pasar la menopausia. Banner Health nombra algunos cambios como:
- Sequedad vaginal: es la más común y "debida a unos niveles más bajos de estrógeno durante la menopausia en adelante".
- Atrofia vaginal: ocurre cuando "el tejido de la vagina adelgaza o encoge pudiendo provocar dolores durante las relaciones".
- Cambios en el deseo sexual: que tengamos menos libido es debido a los cambios hormonales, enfermedades crónicas o medicamentos de cierto tipo que tienen efectos secundarios como este.
- Cambios en el suelo pélvico: Con el paso de los años, los músculos de esta zona se debilitan, provocando dolor, orgasmos menos intensos y una reducción de la satisfacción sexual porque nos cuesta más llegar al orgasmo.