La suya fue una vida dedicada al amor. De hecho, es todo lo contrario a lo que solemos encumbrar, porque fue la mujer detrás de su hombre, y ocupó ese papel con gusto. “Nunca fui una mujer de carrera, pero no había encontrado aún al hombre con el que quería casarme. No podía quedarme sin hacer nada, así que me convertí en actriz”, explicó ella misma.
Actriz de serie B
La llamaban Nancy, pero su nombre real era Anne Francis Robbins. Nació el 6 de junio de 1921 en Nueva York. Su padre biológico las abandonó pronto a ella y a su madre, también actriz, por lo que siempre consideró como padre al segundo esposo de su madre, un neurocirujano que la adoptó y le dio su apellido, Davis. Después de terminar sus estudios y gracias al actor Spencer Tracy, amigo de su madre, consiguió una prueba para una película de George Cukor para la Metro-Goldwyn-Mayer. Aunque se dice que al director no le pareció muy buena actriz, Davis consiguió un pequeño papel, y más tarde un contrato de siete años con el estudio.Ese mimso año, en 1949, en plena Guerra Fría, su nombre apareció en la lista negra de actores sospechosos de ser comunistas (aunque no se referían a ella, sino a otra actriz con su mismo nombre). Nancy Davis pidió ayuda al presidente del sindicato de actores, que era ni más ni menos que el actor Ronald Reagan.“No sé si fue exactamente amor a primera vista, pero fue muy parecido”, dijo ella.
Eran un equipo
La verdadera dedicación de su vida fue velar por la imagen y las aspiraciones políticas de su marido. Pero no solo era una cuestión de conservadurismo: eran un equipo; él sin ella “no era nada”, como le escribió en una de sus tantas cartas de amor (que ella recopiló en un libro de 208 páginas, titulado I love you Ronnie, como le llamaba cariñosamente). Es cierto, esta foto no tiene nada que ver con esto, pero no podíamos dejar pasar la oportunidad. Christmas in Washington fue un programa que emitió la NBC en 1983, donde el presidente, su esposa y algunas estrellas como el mismo Julio Iglesias cantaban villancicos.
Flamenca
Aquí, otra fotografía curiosa, de 1985 en Madrid. Nancy Reagan, entre Carmen Rodrigo y la Reina Sofía, se sorprende al ver la demostración de flamenco de una niña.
La mirada
Nancy era la única persona en quien Reagan confiaba, quien siempre estaba ahí para observarle (la apodaron por eso “la mirada”) o susurrarle al oído los nombres de las personas importantes que él olvidaba constantemente. De hecho, se dice que fue ella quien hizo que Reagan cambiara de bando, del demócrata al republicano. Aquí, la pareja en una playa de Honolulu, en 1984.
Su estilo
Es considerada una de las primeras damas más estilosas e interesadas por el mundo de la moda. Trajo de nuevo el glamour tras Jackie Kennedy (y las cenas de Estado. Organizó 58 en ocho años), pero con su propio sello de identidad. Su estilo era clásico, pero lujoso y muy elegante. Este vestido, el que lució en el primer baile inaugural que celebraba la llegada del matrimonio a la Casa Blanca, en 1981, era de James Galanos, su diseñador de confianza. Blanco, con piedras engarzadas a mano, de un solo hombro, costó unos 10.000 dólares.
Escándalos
No estuvo libre de escándalos.Sonada fue su reforma y redecoración de la Casa Blanca en un momento en el que el país se apretaba el cinturón. Dijo que la Casa Blanca necesitaba una vajilla nueva, y compró una china de porcelana que le costó 200.000 $. También fue rechazada (hasta desde dentro, por el representante oval) por su afición al mundo esotérico: después del intento de asesinato a Reagan, empezó a consultar a una astróloga para confeccionar la agencia de su marido.
Rojo Reagan
Era tan aficionada al color rojo, que hasta le pusieron su nombre al tono: el rojo Reagan.
No a las drogas
A pesar de su papel de esposa fiel, nadie la recuerda como una 'dama florero'; de hecho, sus opiniones fueron siempre determinantes en la política de su marido.Defendió sus propias causas, volcándose con los veteranos de la Guerra de Vietnam o los niños discapacitados y, sobre todo, liderando la guerra abierta a las drogas. Su campaña “Just say no” o “Simplemente, di no” (a las drogas), tuvo gran eco en la sociedad americana durante los 80 y los 90. Consiguió que Reagan instaurara una pena mínima para los delitos de consumo de drogas, muy criticada.Su última batalla, contraria a la ideología de su partido, la luchó para que se permitiera la investigacióncon células madre después de que Reagan enfermara de Alzhéimer. Por su Ronnie, lo que hiciera falta.