San Isidro es una de esas fechas señaladas en las que en Madrid se siente una alegría especial. Este año, las rosquillas de San Isidro de Ana Boyer prometen convertirse en el centro de muchas sobremesas. No hablamos de las clásicas rosquillas de anís, sino de una variante mucho más original y que garantiza robar los corazones de quienes la prueban. Estas rosquillas, conocidas ya entre las madrileñas más creativas, se preparan con ingredientes poco tradicionales en la repostería típica de San Isidro.
Ana Boyer, en su aventura culinaria en Bake off: famosos al horno, nos presenta unas rosquillas que incorporan mandarina y pistacho, dos sabores que al principio pueden parecer chocantes pero que juntos ofrecen una experiencia única. Este giro inesperado ha puesto en el mapa a estas rosquillas como las favoritas para esta festividad. Además, su fácil preparación las hace ideales para compartir un rato divertido en la cocina en familia o con amigas.
Una de las características que más destacan de estas rosquillas es su capacidad para adaptarse al paladar contemporáneo sin perder el espíritu festivo. En lugar de simplemente retomar recetas de siempre, Ana ha optado por modernizar el concepto ofreciendo una variante que sorprende y encanta a partes iguales. Esta receta de Ana es una muy buena opción para sorprender a su madre Isabel Preysler por San Isidro de la misma manera que Tamara Falcó lo hizo con su receta de arroz caldoso para el Día de la Madre.

Preparación paso a paso
Ingredientes esenciales
Para comenzar con esta deliciosa receta, es crucial tener a mano todos los ingredientes. La lista es sencilla, pero no hay que olvidar ningún detalle:
- 100 gramos de leche
- 96 gramos de huevo
- 70 gramos de azúcar
- 75 gramos de aceite de girasol
- 375 gramos de harina
- 15 gramos de pistacho troceado
- Ralladura de mandarina
- 7 gramos de levadura en polvo
Elaboración fácil y rápida
Una vez listo todo lo necesario, el siguiente paso es ponerse manos a la obra con la masa. Mezcla bien los ingredientes secos, incorporando después los líquidos hasta obtener una masa homogénea. Asegúrate de que el pistacho y la ralladura de mandarina se mezclen adecuadamente, ya que serán los responsables del toque especial que caracteriza estas rosquillas.
Una vez integrada la masa, llega el momento de dar forma a las rosquillas. Puedes utilizar una báscula de cocina para dividir la masa en porciones de unos 50 gramos. La clave es no hacerlas demasiado grandes para que se frían de manera uniforme y adquieran ese tono dorado perfecto.
Calienta el aceite a unos 160ºC, la temperatura ideal para freírlas sin que absorban demasiado aceite. Una vez doradas, colócalas sobre papel de cocina para eliminar el exceso de aceite.

El toque final: glaseado irresistible
El éxito de estas rosquillas no sería completo sin un glaseado que resalte sus sabores distintivos. Para ello, funde chocolate blanco y mezcla con pasta de pistacho. Una vez atemperado, sumerge cada rosquilla y espolvorea un poco más de ralladura de mandarina para darles luminosidad y frescor.
Este glaseado no solo es una delicia para el gusto, sino también para la vista, convirtiendo cada rosquilla en una pequeña obra de arte culinaria. Sorprenderás a propios y extraños con este guiño moderno a una de las recetas más tradicionales.
Disfruta estas rosquillas y celebra San Isidro con una pizca de innovación y mucho sabor. ¡Buen provecho!