En un mundo donde la alimentación saludable cobra cada vez más importancia, los frutos secos se destacan como aliados indiscutibles de la salud. El consumo de frutos secos y nueces aporta efectos positivos al sistema cardiovascular, reduce el colesterol y no repercute en nuestro peso. Así lo ha reflejado un estudio del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CiberObn) en colaboración con la Universidad de Harvard, por lo que ya no hay excusas para no comer estos alimentos.

Tipos de frutos secos recomendados
Almendras
Con alto contenido de calcio, las almendras son perfectas para fortalecer los huesos, una preocupación común en mujeres después de los 50 años debido a la disminución de la densidad ósea. "Una pequeña porción diaria puede hacer una gran diferencia en la prevención de osteoporosis", señala la doctora Eva García.
Nueces
Las nueces son ricas en ácidos grasos omega-3, conocidos por su capacidad para mejorar la salud cardiovascular y cerebral. "Incorporar nueces en la dieta diaria puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, que tienden a ser más prevalentes a medida que las mujeres envejececemos", afirma.

Pistachos
Estos no solo son sabrosos, sino que también son buenos para mantener un peso saludable y controlar los niveles de azúcar en sangre, lo que es especialmente beneficioso para aquellas que lidian con problemas metabólicos post-menopausia, según indica la doctora.
Avellanas
"Las avellanas son fuentes de vitamina E, ayudan a mantener la piel, el cabello y las uñas saludables, contrarrestando algunos de los efectos visibles del envejecimiento", asegura García y concluye: "Aunque todas estas opciones son muy saludables, es importante controlar las porciones. Aproximadamente un puñado al día es suficiente para obtener los beneficios sin excederse en calorías."
Cómo incorporarlos en la dieta
Lo mejor de los frutos secos es que puedes incorporarlos a tu dieta de múltiples formas, unas más creativas y deliciosas que otras. Desde añadir un puñado en el yogur hasta mezclarlos en ensaladas o incluso usarlos en recetas de panes y postres. La clave está en la moderación, dado su alto contenido calórico.