A lo largo de la historia, el ser humano ha evolucionado y perfeccionado sus métodos de defensa a través del tiempo. Ha aprendido a diseñar armas, cada vez más ingeniosas. Desde piedras de sílex hasta púas muy afiladas. Aunque otros fueron aún más ingeniosos, encontrando elementos que la naturaleza les ofrecía y transformándolos en unas sustancias con capacidad de cambiar nuestro estado: las drogas. Este se puede encontrar de muchas formas: desde animales con toxinas alucinógenas hasta ingredientes que tenemos por casa o elementos que encontramos en la naturaleza.
Esta reflexión sobre las toxinas más seductoras de la naturaleza la encontramos en el libro que Noah Whiteman ha publicado: ‘Historia de los venenos naturales’, un sorprendente viaje que nos muestra los venenos y las drogas que se esconden tanto en el exterior como en el interior de nuestro cuerpo. Además, también es interesante como el profesor de genética de la Universidad de California pone el foco en cómo una misma sustancia puede ser buena y mala al mismo tiempo.

La canela, una especia de nuestra despensa con propiedades medicinales
Hay muchas sustancias químicas que se utilizan en la comida y en la bebida pero, también las usa la medicina, el ocio o los encargados de matar a alguien. Una de ellas es la canela, una especia muy común e interiorizada en casi todas las gastronomías del mundo. La puedes encontrar en un arroz con leche o en un codillo de cerdo con verduras y canela. Pero hay que tener cuidado. El profesor de genética advierte que plantas como la canela “pueden utilizar ácido cinámico para fabricar otras sustancias químicas”, un precursor de los taninos que se fabrican como defensa natural.
La canela tiene un olor y un sabor característico gracias a este tanino llamado cinamaldehído. Este confiere su toque picante. De hecho, cuando tomamos canela, ocurre algo parecido que cuando comemos un chile habanero. Esta sustancia activa el mismo receptor de capsaicina que se encuentra en las terminaciones nerviosas que recubren la boca. Esta sustancia química produce el calor que sentimos cuando comemos algo picante, transformando la experiencia de la gastronomía.
Otra de las sustancias concentradas que tiene la canela es la cumarina, una molécula sintetizada naturalmente a partir del ácido cinámico. Esta ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo de la medicina moderna. En la década de 1920, esta sustancia sirvió para la medicina moderna como anticoagulante para operaciones de animales.

La morfina, una medicina que anula el dolor y es una droga al mismo tiempo
Lo mismo ocurre con la morfina, una sustancia que se encuentra en las amapolas de forma natural. Se trata de un alcaloide del opio que se extrae de la planta y se sintetiza para usarlo en la medicina. Al mismo tiempo que se utiliza para curar, también puede ser muy tóxica, convirtiéndose en heroína y pudiendo llegar a morir de sobredosis.
Fue en 1902 cuando el médico austriaco Richard von Steinbüchel creó la mezcla de escopolamina y morfina para administrar a las madres en los partos (fue el precursor de la epidural). De esta forma, anulaba el dolor de las contracciones y mejoraba la experiencia de la madre. Aunque esta sustancia puede llegar a ser muy venenosa cuando una persona se vuelve adicta a ella. El primer estudio que se hizo sobre esta sustancia data de 1805, cuando el farmacéutico prusiano Friedrich Wilhelm Sertürner aisló por primera vez la morfina en estado puro. Sintetizó a partir de amoniaco la morfina y se la dio a probar a tres adolescentes, teniendo resultados similares al que tiene el opio. Muchos han sido los casos, en adelante, de pacientes que han sido tratados con morfina y han acabado siendo adictos a esta.

Ambos elementos han estado presentes en la historia de las sustancias químicas que se consideran drogas, pero al mismo tiempo, forman parte de la vida cotidiana que nos rodea. Este libro recoge las diferentes formas en las que están presentes las diversas sustancias químicas que se han usado para curar y al mismo tiempo para matar.