Las orquídeas son una de las familias de plantas más grandes y diversas del mundo, conocidas por su asombrosa belleza y complejidad, lo que las convierte en una pieza clave tanto en la naturaleza como en la cultura. Su elegante forma y la variedad de colores han fascinado a científicos, botánicos y amantes de las plantas durante siglos. Entre ellos, Charles Darwin mostró un especial interés en estas flores y dedicó parte de su trabajo a investigar sus complejos mecanismos de polinización, observando cómo habían evolucionado para atraer a polinizadores específicos.
Así lo refleja el biólogo evolutivo y autor James T. Costa, quien acaba de lanzar su libro Darwin y la botánica: un viaje por la diversidad vegetal de mano de la editorial Pinolia. En él, este escritor explica cómo Darwin desarrolló conceptos clave que han sido esenciales para el actual avance científico en la anatomía y funciones de las plantas. Y, por supuesto, en este no podían faltar las orquídeas. Así que a continuación os explicamos por qué eran tan especiales estas flores para el experto y cómo crear tu propio jardín de orquídeas inspirado en estos experimentos de Darwin.
La importancia de las orquídeas para Darwin

En el libro Darwin y la botánica: un viaje por la diversidad vegetal James T. Costa explica que, aunque Darwin había comenzado a estudiar las orquídeas nativas casi veinte años antes, fue en la primavera de 1860 cuando utilizó por primera vez un lápiz para simular la visita de un insecto polinizador en dos especies autóctonas de Orchis. Con el lápiz, que imitaba la probóscide de una polilla, logró extraer los paquetes de polen adheridos a sus bases pegajosas, como haría un polinizador.
El biólogo explica que, estonces, Darwin comenzó a obtener orquídeas exóticas del Real Jardín Botánico de Kew y del vivero de Veitch, así como muestras conservadas de Trinidad. Su interés iba mucho más allá de la polinización. Más bien, le interesaba la intrincada estructura y cómo la relación única con sus polinizadores convertían a estas flores en un ejemplo claro de la adaptación mediante la selección natural.
Además, T. Costa señala que Darwin observó cómo los diversos linajes de orquídeas desarrollaron estructuras florales especializadas para el mismo fin, un patrón de variación que, para él, revelaba una historia evolutiva en lugar de un diseño divino.
Después son muchas los tipos de orquídea que estudia: las orquídeas Catasetum, que tienen flores masculinas y femeninas separadas, las orquídeas Cyclamen, con sus espectaculares flores con pétalos inclinados hacia atrás o la orquídea abeja, que despliegan un mimetismo tanto visual como químico (feromonas sexuales) para atraer a los insectos macho a que intenten aparearse con la flor, lo que se denomina pseudopolinización.

Crea tu propio jardín de orquídeas inspirado en los experimentos de Darwin

Charles Darwin investigó la complejidad de estas flores y su adaptación para atraer polinizadores específicos, así que tu jardín puede reflejar no solo su belleza, sino también la ciencia detrás de su evolución. Aquí os dejamos una guía para crear tu propio jardín de orquídeas inspirado en los experimentos:
1. Elige diversas especies de orquídeas
Selecciona varias especies de orquídeas que hayan evolucionado para atraer distintos polinizadores, como la Cattleya (abejas y mariposas), Dendrobium (abejas y avispas), y Oncidium (abejorros y abejas). Así, podrás observar la variedad de formas y colores que cada especie ha desarrollado para sus polinizadores.
2. Diseña un ambiente de observación natural
Para emular las condiciones en las que Darwin estudiaba sus orquídeas, recrea un ambiente con condiciones de luz y humedad similares a su hábitat natural. Coloca las plantas en un lugar con luz indirecta brillante o usa luces de cultivo. Mantén una humedad del 50-70% con un humidificador o colocando bandejas con agua cerca.
3. Sustrato y riego especial
Utiliza un sustrato bien aireado, como una mezcla de corteza de pino, musgo sphagnum y carbón, que permite la circulación de aire en las raíces, un factor crucial para las orquídeas epífitas. Riega cada 1-2 semanas sumergiendo las macetas en agua, siguiendo el principio de evitar el exceso de humedad que Darwin observó en sus estudios.
4. Observa y registra su crecimiento
Como Darwin, lleva un registro de cómo evolucionan tus orquídeas. Observa cómo responden a la luz, el riego y la temperatura, anotando los cambios en su forma y su floración. La observación detallada te permitirá comprender mejor su biología y adaptación.
5. Fomenta la polinización natural
Si deseas ver el ciclo completo, puedes intentar atraer insectos locales que podrían ser polinizadores o experimentar con una polinización manual para replicar cómo Darwin estudiaba sus mecanismos de reproducción. Utiliza un pincel fino para transferir el polen entre flores de la misma especie.
6. Añade un toque educativo
Coloca etiquetas en cada especie de orquídea con datos sobre sus polinizadores y detalles de su estructura floral adaptativa. Esto convierte tu jardín en una experiencia educativa, similar a los experimentos de Darwin, destacando la relación entre las orquídeas y sus entornos.