La limpieza del baño es una de esas tareas que todos conocemos, pero no siempre hacemos del todo bien. Aunque pasemos el estropajo por el lavabo y usemos desinfectante en el inodoro, hay zonas que quedan fuera del radar. Y justo ahí es donde más se acumulan los gérmenes. Esas esquinas escondidas, ranuras, soportes o zonas bajas que no parecen sucias a simple vista, pero que sí pueden ser responsables de olores persistentes o de esa sensación de que algo no está del todo limpio. La buena noticia es que no hace falta invertir mucho tiempo ni productos caros: solo prestar atención a los rincones que solemos olvidar y darles un repaso con la frecuencia adecuada. Desde las bisagras del váter hasta las bases de los portacepillos, pasando por rieles de ducha, respiraderos o incluso los suelos cercanos a zonas húmedas, el baño tiene más escondites de los que pensamos.
Y aunque no estén en nuestro recorrido habitual de limpieza, esos rincones también importan. Porque un baño limpio no es solo el que se ve reluciente, sino el que también lo está donde no se ve. A continuación, repasamos los puntos clave que deberías añadir a tu rutina para lograr una limpieza más profunda, más eficaz y mucho más duradera.
Las bisagras del inodoro: el escondite de los gérmenes

Uno de los lugares que más se pasa por alto al limpiar el baño son las bisagras del asiento del inodoro. Aunque no siempre están a la vista, acumulan suciedad y gérmenes que pueden generar malos olores. Para limpiarlas de manera efectiva, es recomendable desmontar el asiento del inodoro si es posible y lavarlo con un desinfectante adecuado. Esto no solo eliminará los residuos acumulados, sino que también mejorará el ambiente del baño. Por si os resulta de ayuda, os dejamos también el método casero que ayuda a eliminar el sarro del inodoro sin químicos agresivos.
Las paredes y limpieza en el suelo alrededor del váter

Otro área que suele olvidarse son las paredes y el suelo que rodean el váter. Las pequeñas salpicaduras de agua o de otros líquidos pueden dejar manchas invisibles que, con el tiempo, contribuyen a la proliferación de bacterias. Para mantener estas superficies limpias, es aconsejable aspirar primero para eliminar el polvo y los cabellos, y luego fregar con un producto desinfectante.
El sarro oculto en los grifos

Los grifos y sus bases son otro de los rincones que a menudo no reciben la atención necesaria durante la limpieza. Bajo los mandos y en las juntas, el sarro y el moho pueden acumularse, creando una capa desagradable. Utiliza un cepillo de dientes viejo y un poco de agua con jabón para eliminar estos residuos y devolver el brillo a tus grifos.
Limpieza en la parte inferior del lavabo

Aunque no está a simple vista, la parte inferior del lavabo es un lugar donde se acumulan restos de jabón, cal y pasta de dientes. Para mantener esta área limpia, pasa una esponja con un producto desincrustante al menos una vez por semana. Esto ayudará a prevenir la formación de películas pegajosas que pueden afectar la higiene del baño.
Rieles de la ducha y limpieza en bordes de cortinas

Los rieles de la mampara o puerta de la ducha son otro lugar donde el jabón reseco y el moho pueden acumularse. Una mezcla de bicarbonato y agua puede ser muy efectiva para ablandar estos residuos, que luego se pueden retirar con un cepillo pequeño. No olvides también limpiar los bordes superiores de las cortinas o barras de ducha, ya que acumulan polvo como cualquier otra superficie.
Respiraderos y rejillas de ventilación

Los respiraderos y las rejillas de ventilación son esenciales para mantener el aire fresco en el baño, pero a menudo se olvidan durante la limpieza. Para garantizar un aire limpio y libre de polvo, es importante desmontar estas piezas, aspirar el polvo acumulado y lavarlas con agua jabonosa antes de volver a instalarlas. Os dejamos también el truco infalible para decir adiós a las manchas de humedad en el baño.
El portacepillos y bases de cargadores

Por último, no podemos olvidar los portacepillos y las bases de los cargadores de cepillos eléctricos. Estos soportes pueden acumular restos de pasta de dientes y humedad, convirtiéndose en un caldo de cultivo para bacterias. Un remojo en agua con bicarbonato y una limpieza a fondo con un cepillo una vez por semana los mantendrá limpios y libres de gérmenes.
Prestar atención a estos rincones olvidados no solo mejorará la higiene de tu baño, sino que también contribuirá a un ambiente más fresco y agradable.