¿Sí o no? Pequeñas tareas como la lectura son convenientes, pero sin sobrecargarles. ¡Las vacaciones están para que descansen! Sin embargo, que lean a diario o refuercen lo estudiado con pequeñas tareas específicas y más lúdicas ayudará a nuestros hijos a no olvidar lo aprendido en clase.
Diversión y lectura
Las vacaciones son un tiempo de descanso para los niños y para las familias, y es muy importante que continúe siendo así. Descansar y desarrollar actividades de ocio es la mejor forma de que los peques se repongan del desgaste del trimestre (colegio, deberes, actividades extraescolares...). Sin embargo, el parón de la Semana Santa puede provocar que pierdan el hábito de estudio. La mejor rutina, que no deben abandonar nunca, es continuar con la lectura diaria. La lectura es una de las principales herramientas para el aprendizaje, que además facilita a los niños recuperar el ritmo de las tareas a su vuelta al cole.
Con algunos niños es necesario afianzar algunos contenidos de aprendizaje. Como el principal objetivo de las vacaciones es descansar, estos deberes tienen que estar muy bien definidos por el profesor de área, sin que saturen al niño para que no tengan un efecto contrario al esperado. Podemos reforzar lo que aprenden en el colegio llevándoles a exposiciones, talleres, museos, actividades al aire libre y en la naturaleza. Cartas, puzles, juegos de mesa, construcciones, etc., nos servirán como herramientas para practicar con números, ejercitar la memoria, organizar estrategias, razonar y orientarles en el espacio.
Hay que planificar estas tareas y respetar las fiestas y reuniones familiares. Es importante crear una rutina previamente acordada con ellos, dedicar al estudio tiempos cortos (dependiendo de la edad del niño, pero no más de 40-45 minutos) y elegir preferiblemente la mañana, cuando los niños están más descansados. Es aconsejable también no empezar con los deberes el primer día de las vacaciones ni terminarlos el último, sino dejar unos días libres tanto al principio como al final.
Las causas de un suspenso deben ser comprendidas para que el niño pueda hacerse responsable de sus éxitos y sus fracasos. A veces un suspenso es solo señal de que el proceso cognitivo se está realizando de manera positiva pero más lentamente. Si el niño ha trabajado y se ha esforzado, es importante que se valore su esfuerzo. Si las bajas notas son el resultado de una mala organización, una escasa motivación o la irresponsabilidad, será necesario definir cómo poder mejorar, implicando al niño en el análisis de las causas y en la toma de decisiones para dicha mejora. Siempre es un buen momento para fijarse nuevas metas y enderezar una asignatura que se haya quedado ‘atragantada’.
Los deberes de un niño en vacaciones tienen que diferenciarse de los del resto del año. Es fundamental que tengan un componente más lúdico, con actividades al aire libre y en familia, o que se realicen a través de juegos con cartas, puzles o juegos de mesa, que no solo les divierten sino que también ayudan a ejercitar la memoria. También debemos tener en cuenta dejar días libres (sin deberes) tanto al inicio como al final de las vacaciones.