Percentil es una de las palabras que descubres con la maternidad. El pediatra de tu bebé maneja unas tablas de crecimiento y de peso (resultado de estadísticas realizadas a miles de niños y niñas sanos). Con ellas y los kilos y los centímetros de tu hijo, se puede saber si está creciendo correctamente. El problema es que para algunos padres los percentiles se convierten en una competición, cuando lo importante no es que este índice sea muy alto, sino que nuestro hijo vaya creciendo y engordando de manera regular y proporcionada, sin estancamientos ni caídas bruscas.
El motivo no es otro que la obsesión por el peso y la altura de nuestros hijos, algo que nos persigue desde su nacimiento, sobre todo al compararlos con otros críos de su misma edad. En el parque, en la guardería o en el colegio, observas a otros niños más grandes que el tuyo y te preguntas preocupada: ¿se estará desarrollando bien mi pequeño?
Así se interpretan
Estás acostumbrada a ver cómo el pediatra de tu bebé maneja unas tablas de crecimiento y de peso (estadísticas realizadas a miles de niños y niñas sanos) en cada una de sus revisiones. Pues bien, al comprobar los kilos y los centímetros de tu hijo sobre ellas, nos da el percentil en el que se encuentra. Por ejemplo, si nos ha dado que está en el 10 de peso, significa que comparándolo con 100 niños sanos de su misma edad y sexo (hay resultados diferentes para niños y niñas) hay 90 que pesan más que él y sólo una decena que pesen menos. Lo mismo ocurrirá con su altura. Si el pediatra nos dice que está en el percentil 80, significará que sólo 20 niños son más altos que él.
¿Y eso es para preocuparse?
Parece que todas las variables entran dentro de la normalidad, tanto si está en el 30 como en el 80. En la gran mayoría de las consultas que se realizan por retraso de desarrollo y crecimiento (casi el 90%, según la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica), no se encuentra ningún trastorno hormonal ni motivo por el que preocuparse. Lo importante es que talla y peso estén proporcionados (también se compara con el perímetro craneal). Aunque tu crío esté en el percentil 3 (el límite de lo normal, según los médicos), no tiene por qué ser un indicativo de que tenga una enfermedad. Tampoco hay que alarmarse si está en un percentil 90 de peso.
Hay pequeños que se mantienen en un percentil bajo desde que nacen y no pasa nada, porque son así de constitución, según los endocrinos infantiles. Sólo un 3% de la población infantil se sitúa por debajo del percentil 3. Son niños con talla baja, y muchas veces la causa es genética.
El problema puede aparecer cuando se pasa, de una revisión a otra, del 25 al 3, o cuando existe una bajada permanente y continua. Entonces, hay que evaluar ese descenso”, asegura el doctor Julio Guerrero, endocrino infantil del Hospital La Paz. “Lo primero que hay que hacer es descartar que exista alguna enfermedad digestiva, por ejemplo que el niño sea celiaco (intolerancia al gluten). Una de las manifestaciones de esta enfermedad es precisamente la pérdida de peso, pero se averigua con un análisis de sangre”, cuenta el especialista.
Inapetencia y catarros, también influyen.
Sin embargo, lo más normal es que se trate de falta de apetito. De los dos a los seis años, su ritmo de crecimiento va más despacio y no necesita las mismas calorías que antes; en esta etapa, puede darse un episodio de inapetencia que un buen día se resuelve de forma espontánea. “Aun así, hay niños a los que el estancamiento les dura hasta la adolescencia”, detalla el doctor.
Algo que asimismo debes tener en cuenta son las enfermedades (gripes, catarros, gastroenteritis, varicela, etc.) por las que los pequeños pasan a lo largo de su infancia, porque también influyen en los altibajos de los percentiles. “Sobre todo a partir de los dos años, cuando empiezan a ir a la guardería, estos procesos infecciosos suelen ser los causantes de la caída del peso. Pero aproximadamente a los cuatro años ya se vuelven inmunes y se ponen al día en cuanto al peso”, explica el doctor Guerrero.
Dos tablas de referencia
Siempre habrá niños bajos y altos, pero la talla media va evolucionando con los años y los percentiles 90, 50 o 3 corresponderán a diferentes pesos y medidas según la década. Por ejemplo, en 1972 la media del varón español estaba en 168,38 cm. En 1992, era de 175 cm, y en 2007, la Asociación Española de Pediatría fijó la media en 176 cm.
También es interesante saber que no todos los pediatras utilizan las mismas tablas. Mientras algunos especialistas en salud infantil de la Seguridad Social usan como referencia los datos de la Organización Mundial de la Salud, otros optan por los recogidos por la Fundación Faustino Orbegozo Eizaguirre. Los primeros se tomaron entre 1997 y 2003 en niños de 0 a 5 años, alimentados con leche materna, de India, Brasil, EE UU, Omán, Noruega y Ghana. Los segundos se realizaron en 2001 con niños de 0 a 8 años, alimentados con biberón y leche materna en el País Vasco.
Por: Verónica Palomo.