Cuando se comienza una dieta o un proceso de pérdida de peso, nos solemos obsesionar con llegar a nuestro peso ideal. Esto, en realidad, es uno de los errores más comunes, ya que el peso ideal no es una medida del todo fiable para medir nuestro progreso.
¿Qué es el peso ideal?

El “peso ideal” es el peso que una persona debería de tener para su altura y sexo. De esta manera, este peso ideal, se considera que es el peso “más saludable” que podría tener un individuo y es el peso que le permite tener un estado de salud óptimo y una excelente calidad de vida.
Seguramente alguna vez te hayas preguntado si es tan importante ajustarse a ese peso ideal para gozar de una buena salud. Pero si crees que existe un peso “perfecto” para tu altura, siento decirte que no existe una fórmula para calcular nuestro peso ideal.
Sí que podemos hablar de un rango de peso en el que probablemente (y solo probable) que tengas una salud óptima, pero no un valor en concreto. Por eso quiero explicarte la razón por la cual no es tan útil la medida del “peso ideal”:
No se puede definir la salud de una persona como buena o mala sólo por fijarnos en el peso. El peso, por sí solo, no da una imagen completa del estado de salud de una persona. Ser saludable implica muchísimos más factores.
Además, falta información si consultamos nuestro “peso ideal” en unas tablas que solo tienen en cuenta el sexo y la altura. ¿Y la composición corporal? ¿Y el sexo? ¿Y el estilo de vida? ¿Y la genética? ¿y el contexto?...
Valores como el “peso ideal” suponen para muchas una presión innecesaria. Si tienes el foco en perder peso o en alcanzar ese ideal, puede que lo consigas, pero a costa de tu salud y bienestar.

Pregúntate: ¿Qué es lo “ideal” o “perfecto”? ¿Mi “peso ideal” es el mismo que una persona de mí mismo tamaño y sexo?
Te pongo un ejemplo: imagina dos personas que se encuentran, según su sexo y talla, en su peso ideal. Una de las personas tiene una vida activa, es atleta y lleva una alimentación variada y equilibrada. La otra, por el contrario, lleva una vida sedentaria, tiene poca masa muscular y come de manera desequilibrada. Aunque ambas personas cumplen con el “peso ideal”, ¿Ambas disfrutan de la misma salud? Claro que no.
Pero eso no es todo, también dos personas pueden comer lo mismo, realizar un ejercicio físico parecido, tener un estilo de vida semejante, y aun así, tener cuerpos diferentes.
Antes de centrarte en ese ideal que no existe, te recomiendo que trabajes en tu relación con la comida alejándote de las reglas que impone la cultura de la dieta, que dejes de controlar el peso de la báscula como si ese número te definiese y que empieces a ver la salud como un bienestar físico, social y mental.
Es verdad que el “peso ideal” puede ser válido en estudios poblacionales a gran escala, pero no tanto de manera individual. Además, hay otras muchas más formas de medir la salud que no solo implique el número que refleja la báscula.
A parte del “peso ideal”, existen otros parámetros de referencia para valorar la evolución de nuestro cambio de hábitos: pliegues, índice cintura-cadera, índice de masa grasa, índice de masa muscular, niveles de ansiedad… y muchos más.