Los abrefáciles llegaron a nuestra vida, como su nombre indica, para ponérnoslo más fácil y lo cierto es que en la mayoría de los casos, los envoltorios y envases han ganado mucho y gracias a ellos son más prácticos.
Es el caso, por ejemplo, de los cartones de leche y de zumo. Cuando pasaron del abrefácil marcado con una línea de puntos que había que cortar con tijeras (o con las manos en el caso de los más habilidosos) a los tapones, un nuevo mundo se abrió frente a nosotros. Después, comenzamos a librar la batalla contra los molestos "salpicones" que se producen al echar el líquido en el vaso y que, con mucho tino, los fabricantes de algunas marcas han tenido el detalle de indicarnos, al lado del tapón, la forma correcta de volcar el envase para que eso no suceda.
Sin embargo, aunque la idea y la intención que hay detrás de cada uno de esos abrefáciles es buena, eso no lo dudamos, lo cierto es que no todos son tan eficaces como prometen o, al menos, como su nombre hace esperar. El que más y el que menos se ha desesperado alguna vez al tirar de la anilla de una lata de conservas y quedarse con ella en la mano o al intentar abrir un quesito con las tiras rojas que están ahí para facilitarnos la vida, pero el resultado no ha sido el deseado…
Si tenemos en cuenta que un abrefácil es, por definición, un sistema creado para abrir envoltorios y envases con menor dificultad y sin necesidad de tener que recurrir a otro objeto, como por ejemplo, las tijeras o el cuchillo, se entiende que nos frustre acabar utilizándolos igualmente aunque el producto tenga abrefácil.
A continuación, vamos a hablar, siempre desde el humor, de algunos abrefáciles que, a pesar de ser muy útiles, alguna vez nos han jugado una mala pasada. ¡Seguro que con más de una de estas situaciones te sientes identificada!
Latas de conserva con anilla
Es difícil abrir las latas de conserva con el tedioso abrelatas y, como solución a ello, los fabricantes idearon latas con anilla para poder abrirlas mejor. Sin embargo, no siempre son tan eficaces como parece… ¿a quién no le ha pasado que, al tirar de la anilla, esta se ha roto y se ha quedado con ella en la mano y la lata cerrada? Qué rabia da eh… Si no te ha pasado alguna vez, eres afortunado.

Botellas con tapón muy apretado
Algunas botellas con tapón de rosca parece que las ha cerrado el mismísimo Hulk. ¿Tú también has recurrido al trapo para ver si, al no escurrirse la mano, logras abrirla? Te comprendemos.

Paquete de galletas con abrefácil
El abrefácil de los paquetes de galletas ponen, en más de una ocasión, nuestra habilidad a prueba. Primer obstáculo: tratar de abrir el paquete de galletas por el abrefácil sin que las galletas que están en la parte de arriba se caigan y se partan. ¿Prueba superada?

Paquetes de galletas con abrefácil que no abre
Segundo obstáculo: hay paquetes de galletas que tienen un abrefácil que en algunos casos no abre, así de simple. Tú tiras de la cinta roja, pero o se parte o no se abre el paquete. Es frustrante, mucho.

Quesitos
Quizá sea cosa nuestra, pero nos hacemos esta pregunta: ¿por qué, a veces, cuesta tanto abrir un quesito utilizando las tiras rojas del abrefácil? Se corta el quesito por la mitad, se queda pegado al papel de aluminio…si el quesito está muy frío es más fácil que te salga a la primera, pero como esté algo más caliente…paciencia.

Cartón de leche sin tapón
El brik de toda la vida, ese que intentas abrir con la mano en un alarde de fuerza por la marca del abrefácil para al final desistir y acabar cortando la esquina con las tijeras. Ojo, porque si te pasas y haces el corte muy grande te tocará utilizar la bayeta para limpiar la leche derramada.

Brik con anilla
Para facilitarnos la vida, llegaron los brik con anilla y lo cierto es que resulta mucho más cómodo abrirlos, pero como la vida no es perfecta, también puede pasar que tires de la anilla que descubres al quitar el tapón y te quedes con ella en la mano y con cara de circunstancia.

Botes de espárragos
Los botes de espárragos o de pimientos o, en general, los de cristal cerrados al vacío también ponen la paciencia a prueba muchas veces. Para abrirlos hay todo tipo de trucos y, después de cansarnos de tratar de abrirlos a la fuerza, solemos recurrir a calentar un poco el bote o a introducir el mango de una cuchara en el borde de la tapa para romper el vacío y poder abrirlo, por ejemplo. Si te pasa con frecuencia, nuestro artículo “Cómo abrir un bote que se resiste” te vendrá muy bien.

Palitos de sabores
¿Te acuerdas de esta chuchería que era un palito de sandía o de fresa, generalmente, que venía envuelto en un papel pegado a él? Y decimos pegado porque se quedaba literalmente pegado y muchas veces tardabas más en conseguir despegar todos los trozos de papel del tronquito que en comértelo.

Tapón del pegamento líquido
Todos sabemos que hay que tener cuidado con los botes de pegamento líquido, porque es muy potente, y que hay que limpiar bien la “boquilla” del pegamento para que no queden restos, pero, a veces, aunque lo hayas limpiado, algo queda y lo cierras sin problema, pero cuando quieres volver a utilizarlo, abrir el bote es todo un logro…

Paquetes de fiambre al vacío
Los paquetes de fiambre al vacío suelen tener una esquina en la que pone abrefácil. Eso está muy bien, el problema es cuando ese abrefácil no se abre por mucho que lo intentes y acabas recurriendo a la socorrida tijera.

Papel film
Empezar un rollo de papel film es una tarea muy sencilla, pero después del primer uso, sobre todo si no se ha hecho un “corte limpio”, es difícil volver a coger otro trozo entero, sin que se nos corte solo una parte, quede alguna tira o tengamos que recorrer el rollo entero buscando el punto donde lo dejamos en el uso anterior.

Bolsas que al rasgar el borde se rajan
Algunas bolsas de pan tostado, por ejemplo, tienen el borde rasgado o con piquitos preparado para hacer un pequeño corte con la mano y abrirlo, sin embargo, a veces intentas tirar solo un poco, pero se hace una raja demasiado grande y se salen los panes que están en el lateral.

Paquetes con el borde rasgado
El mismo tipo de bolsas o envoltorios de los que hablábamos antes también pueden jugar otra mala pasada: se supone que debe ser sencillo hacer un corte por ese borde rasgado, pero lo intentas y lo intentas y está demasiado duro, por lo que acabas abriéndolo a las bravas y de manera más rápida: tirando de ambos lados de la bolsa (como solemos abrir las bolsas de patatas fritas, por ejemplo).

Sobres de kétchup, mostaza u otras salsas
Tienen abrefáciles que muchas veces resultan de todo menos fáciles de abrir: recurres a intentar abrir la esquinita con los dedos, te lo llevas a la boca para ver si así lo logras y te desesperas. Es un clásico.

Botellas de batido con tapita de metal
Seguro que te suena esa tapita de metal que descubrimos al abrir algunas botellas de batido, por ejemplo, y es muy buena idea. El problema está en que esa tapita de metal suele tener un borde adaptado para tirar de él y poder quitarla, pero a veces se parte y no hay manera de quitar la dichosa tapa si no es cortándola con un cuchillo.
