Que no te engañe la publicidad ni la apariencia de los productos del súper. Muchas veces los alimentos no son tan buenos como parecen. Descubre cuáles son en esta galería.
El acceso a productos y a comida ha mejorado notablemente con el paso de los años ya que tenemos a nuestra disposición una gran variedad de alimentos aptos para todos los públicos y gustos. Aunque esto es un avance, la calidad de los productos que están a la venta no es necesariamente mejor en todos los casos, precisamente por la necesidad de producir más y más rápido. Muchas veces estamos seguros de que los alimentos que adquirimos en el supermercado son nutritivos y saludables para nuestro cuerpo. Esta regla se tambalea desde hace años: los ultraprocesados y el azúcar han llegado para quedarse.
Gran cantidad de alimentos son promocionados como una opción que nos ahorrarán tiempo en la cocina, sin restarl calidad a nuestros platos. Este es el caso de los zumos envasados o de los cafés fríos. Pero no te fíes, para comer realmente bien a veces hay que dedicar tiempo (aunque sea poco). Otros productos están etiquetados de forma engañosa, como algunos cereales que realmente están repletos de azúcares, o simplemente no son lo que pone en la etiqueta, como el caso de las salchichas envasadas o el queso en tranchetes, que se parecen más a una masa de sustancias que al producto en sí.
Pero no te desanimes, aquí te enseñamos qué alimentos no son lo que parece y cuál es la mejor alternativa para que sigas comiendo lo que más te gusta, pero sin renunciar a los productos de calidad. Muchas veces lo único que tienes que hacer es dedicar un minuto a leer el etiquetado y fijarte en la lista de ingredientes para hacerte una idea de lo que vas a meter en tu carro de la compra: las anillas de calamar en realidad no son calamares, el jamón de York envasado es fécula de patata y la carne picada tiene de todo menos carne.
No te pierdas los siguientes consejos, con los que ganarás en calidad de vida por los auténticos nutrientes de los alimentos y descubrirás sabores más auténticos. Pero las más importante es que conocerás lo que realmente estás comiendo.
Zumos envasados
Que no te engañen. Dentro de un brick de zumo envasado hay un porcentaje mínimo o nulo de fruta. Si de verdad quieres aprovechar las propiedades nutricionales de las frutas la mejor opción es comprar la fruta entera y hacerte tu propio zumo. Una opción que te ahorra tiempo es adquirir un brick de zumo de naranja que se exprimen al momento en los supermercados. Aún así no tiene nada que ver con comerse la fruta entera, que siempre es la mejor alternativa.
Embutido en lonchas envasado
La comodidad al comprar jamón de york o cocido es una realidad muy demandada. Sin embargo, la mayoría de estos productos no son ni jamón cocido ni pavo, sino que contienen fécula, agua, sal, conservantes, azúcar, gelatinas y partes del cerdo que no se corresponden con la que entendemos como jamón. La mejor opción son los de la categoría "Extra" que no se les permite añadir fécula, ni proteínas y tienen el menor porcentaje de azúcar. Es importante fijarse que tengan un porcentaje de carne superior al 80 %.
El café frío envasado
Todas hemos picado con el café envasado, principalmente por la comodidad. A pesar de ello, la mayoría de los cafés envasados tienen menos de un 1 % de café, la cantidad de azúcar añadida es mucho mayor a las dos cucharadas que echarías a tu café y su cantidad de cafeína es notablemente inferior a lo estándar. Por ello, la mejor opción es que compres el café y dediques cinco minutos a prepararlo en casa. De esta forma te asegurarás que estás consumiendo café de verdad.
Fruta lista para comer
Cada vez es más habitual encontrar en la sección de refrigerados tarrinas de fruta cortada. Aunque a priori parece una opción saludable, no es así. Los casos de salmonelosis por una mala higiene en el proceso de empaquetado cada vez son más frecuentes. Además el corte en el proceso de frío incrementa la aparición de moho y microorganismos en la fruta. La alternativa más lógica es comprar la pieza de fruta entera o comprar una de tamaño apto para su transporte y consumo.
Cereales de chocolate, miel o el muesli
Todas estas variedades están cubiertas de publicidad engañosa, ya que la mayoría están repletos de azúcares. En un desayuno donde se incluyan estos cereales se está consumiendo un 40 % del azúcar diario recomendado. La opción más saludable es comprar corn flakes (por su bajo contenido en azúcar) o un cereal natural como la avena.
Pasta blanca
Aunque el consumo moderado de pasta no es perjudicial para la salud, siempre es mejor apostar por la variedad integral por su cualidad de mejorar la digestión en comparación a la pasta tradicional.
Carne picada en bandeja
Por falta de tiempo todas hemos preferido a veces comprar la carne picada en bandeja antes que en la carnicería. Esto es un error, ya que se esa bandeja que estás llevando solo hay un 65 % de carne. El resto es espesante, almidón, proteína de soja, conservante y colorante. Lo mejor es pedírsela a tu carnicero.
El pan blanco
El pan de molde se ha convertido en uno de los alimentos básicos en nuestra alimentación. A pesar de estar entre los alimentos de consumo habitual, no siempre sabemos diferenciar uno de calidad. La opción más saludable es elegir uno hecho en la panadería de masa madre, que sea integral (de verdad) y que sea de horno. Por supuesto, siempre será mejor un pan de panadería que comprado en el supermercado y repleto de conservantes y aditivos.
Leche fresca
No se puede decir que la leche es perjudicial para la salud, pero sí es cierto que la leche de venta actual es muy diferente en sabor y textura a la que consumían nuestras abuelas. Si te gusta el auténtico sabor de la leche, la mejor opción es la leche fresca, que no hay que confundir con la cruda, altamente perjudicial para la salud. La leche fresca de venta en supermercados es una buena alternativa si quieres huir de la leche UHD que tiene poco sabor y una textura especialmente aguada.
Salchichas de bolsa
Si pensabas que lo que estas consumiendo cuando compras salchichas es carne, estás equivocada. La mayoría de las salchichas envasadas están formadas por agua, sal, jarabe de maíz, almidón saborizantes, sales sintéticas y un sinfín de ingredientes que distan de las auténticas salchichas. Si quieres comer carne de verdad cómpralas en la carnicería.
Queso de tranchete
No te creas que es bueno incluir este producto en tu sándwich. De todo menos queso, ya que está hecho de grasas, proteínas de leche, sólidos, emulsionantes y colorantes. Además de que están cubiertas de plásticos (un golpe contra el medioambiente), la mejor opción es que te hagas con una buena cuña de queso y la trocees tú mismo.
Tableta de chocolate con galleta o caramelo
Aunque a todas se nos hace la boca agua con este dulce, la mayor parte de su composición ni siquiera es chocolate sino grasa y azúcar. Una alternativa más que aceptable es comprar un chocolate negro con un porcentaje de cacao alto.
Anillas de calamar
Que no te tomen el pelo. Cuando comprar una bolsa de ‘Anillas’ no estás comprando calamar. Se trata de un pescado mucho más barato y de peor calidad que se llama pota. Al ser más oscuro y duro que el calamar, sufre un proceso de blanqueamiento a base de fosfatos.