El verano es la época ideal para disfrutar del frescor que proporcionan los ríos. En sus orillas o en sus pozas podrás refrescarte y aliviarte de los calores estivales. Para que el día sea perfecto ten en cuenta una serie de precauciones.
Aunque veas sus aguas tranquilas los ríos pueden ser traicioneros: debes evitar bañarte en zonas de riesgo cuando te acerques a ríos con un gran caudal, a pozas o bajo cascadas naturales. Las corrientes y remolinos pueden darte un gran susto, hacer peligroso el baño.
-Si hay alguna zona peligrosa suele estar señalizada: pon especial atención a estos avisos.
-Es importante utilizar un calzado especial para el agua, para evitar resbalones, heridas y golpes. El verdín de las piedras resbala mucho, así que ¡ten mucho cuidado!
-En los ríos la diferencia de temperatura entre el agua y el exterior suele ser muy grande. Si has comido abundantemente o tienes mucho calor no te tires al agua de golpe: que la transición sea lenta.
-No te zambullas en zonas de las que no sepas su profundidad. Hazlo solo si tienen al menos 3 metros de profundidad y y están libres de obstáculos. Las piedras o rocas que tu no ves pueden resultar muy peligrosas y provocar daños en la médula espinal.
-Vigila siempre a los niños y no les dejes tirarse de cabeza. Manténte siempre cerca de ellos. Un ahogamiento puede producirse tan solo en unos segundos.
-Si los niños no saben nadar, aparte de la vigilancia, es importante que se bañen con chalecos salvavidas o flotadores.
-En aguas turbias evita bucear e intenta no tragar agua.
-No te metas al agua inmediatamente después de ingerir una comida copiosa y haber tomado alcohol.
Disfruta de los ríos sin correr ningún riesgo.