Los parásitos son unos seres que llevan acompañando al ser humano desde los orígenes de nuestra historia. Estos pequeños seres llevan influyendo en nuestra salud desde que tenemos conocimiento y han afectado a nuestra evolución y cultura. A pesar de ser prácticamente invisibles, estos organismos se encuentran en todos los lugares que te puedas imaginar, incluso en la comida. De hecho, si ingerimos algún patógeno a través de alimentos, ya sea parásito o bacteria, es importante evitar cualquier intoxicación alimentaria cocinando de forma segura. Aunque los parásitos juegan un papel fundamental en la vida. Concha Mesa Valle y José Antonio Garrido en su libro 'Parásitos: Los actores secundarios en nuestra historia evolutiva', afirman que “un ser vivo sin parásitos es un ser muerto”, subrayando su ubicuidad y relevancia en los ecosistemas. Por ello, vamos a conocer algunos de los parásitos que pueden contaminar los alimentos más comunes, como el agua, el pescado y la carne.
Dentro de su obra, publicada en la editorial Pinolia, quieren incidir en cómo los parásitos en los alimentos son un desafío para la salud pública global, pero también una oportunidad para reforzar las prácticas de seguridad alimentaria.
Los parásitos en los alimentos básicos del ser humano
“En este largo camino coevolutivo, los parásitos han influido profundamente en la organización de nuestras sociedades y en nuestra percepción del riesgo”, afirman ambos profesores. Y es que hay tres alimentos que, de forma innata, conviven con parásitos. Estamos hablando del agua, la carne y el pescado.
Los parásitos que habitan en el agua

El agua es una de las fuentes esenciales para la vida del ser humano. Aunque también puede ser un vehículo para parásitos perjudiciales. En muchas regiones, especialmente en países con infraestructuras sanitarias deficientes, el consumo de agua contaminada es una causa importante de enfermedades parasitarias. Uno de los parásitos más comunes es Giardia lamblia, responsable de la giardiasis, una enfermedad que causa diarrea y malestar abdominal. Según los autores, “estas infecciones suelen permanecer silenciosas hasta que se presentan brotes en poblaciones vulnerables”.
Otro ejemplo significativo es Cryptosporidium, que puede resistir los tratamientos convencionales de cloración y causar infecciones graves en personas inmunodeprimidas. Esto resalta la necesidad de sistemas de tratamiento de agua más avanzados y medidas preventivas como hervir el agua o utilizar filtros.
El pescado puede ser peligroso dependiendo cómo se coma

En los últimos años, comer pescado crudo se ha convertido en una moda expandida por muchos países europeos. Originalmente, esta práctica proviene de países como Japón, donde comer el pescado crudo es una forma común de saborearlo. Hablamos del sushi o del ceviche. Este tipo de preparaciones puede ser una vía de infección para parásitos como Anisakis, un nematodo que afecta principalmente a especies marinas. Como explican Mesa Valle y Garrido, “la anisakiasis ocurre cuando las larvas sobreviven en el aparato digestivo humano, causando una reacción inflamatoria severa”.
Este parásito no solo afecta a los consumidores, sino también a la industria pesquera, que debe implementar controles estrictos, como la congelación a temperaturas muy bajas antes de comercializar el pescado. Además, la concienciación del consumidor es clave para reducir los riesgos asociados al consumo de productos crudos.
Los parásitos en la carne

La carne también es un alimento de riesgo cuando no se maneja adecuadamente. De hecho, la AESAN ya demostró que comer carne poco hecha tiene riesgos para la salud. Uno de los parásitos más conocidos es Trichinella spiralis, que causa la triquinosis, una enfermedad transmitida por el consumo de carne de cerdo o animales silvestres contaminados. Según los autores, “las infecciones suelen ser subdiagnosticadas en muchas partes del mundo debido a la falta de síntomas específicos”.
Asimismo, el ganado puede estar infectado por Toxoplasma gondii, un protozoo que afecta también a los humanos y es especialmente peligroso durante el embarazo. Este parásito puede encontrarse en carne mal cocida o en vegetales contaminados con heces de animales infectados. La mejor cocción de los alimentos y la higiene en la manipulación son fundamentales para evitar estas infecciones.
¿Cómo podemos evitar intoxicaciones por parásitos?

A través de su libro, nos explica cómo la prevención es la clave para reducir la carga de las enfermedades parasitarias asociadas con los alimentos. Entre las medidas más importantes está cocer bien los alimentos, ya sean carnes o pescados, que alcancen una temperatura segura para poder confirmar que los alimentos están libres de parásitos vivos. También ocurre, al contrario, si congelamos los alimentos, como en el caso del pescado crudo, las larvas del anisakis se desactivan a -20 ºC. También es importante una buena higiene y educación alimentaria, como lavarse las manos, desinfectar utensilios y tablas de preparación e informar de los posibles riesgos a los consumidores.