La relación entre Anna Muñoz y su padre, Álvaro Muñoz Escassi, es una de las mejores cosas que tiene el ex jinete. Anna, el ojito derecho de Álvaro, disfruta junto a su padre y su hermano Alvarito de unas merecidas vacaciones en Tarifa, en la pintoresca costa de Cádiz. Este idílico escenario les ofrece la oportunidad perfecta para fortalecer sus lazos familiares, hospedándose en una acogedora casa rural que cuesta casi setecientos euros diarios.
Sin embargo, la ausencia notable en este idílico cuadro es la de Hiba Abouk, la última conquista de Álvaro. A pesar de los rumores y las imágenes que sugieren una relación cercana, Hiba insiste en que entre ella y Álvaro no hay nada más que una bonita amistad. "Si estuviera enamorada, lo contaría. No ocultaría el amor, que es lo más bonito del mundo", declara la actriz, negando cualquier vínculo romántico más allá de la amistad.
Esta negación contrasta con las declaraciones del propio Álvaro, quien ha admitido que su relación con Hiba supera los límites de una simple amistad. Esta discrepancia en sus declaraciones ha generado un sinfín de especulaciones y comentarios en los medios de comunicación y entre sus seguidores.
En cuanto a Anna, la devoción por su padre es evidente. Dejó atrás a su madre en Alemania para mudarse a España y recuperar el tiempo perdido con Álvaro, ya que no se conocieron hasta que ella cumplió diecinueve años, a pesar de que él siempre supo de su existencia. Este reencuentro tardío no ha impedido que Anna se convierta en el mayor apoyo de su padre en estos momentos convulsos.
Hace un mes, Álvaro compartió en sus redes sociales un emotivo mensaje en clara referencia a su hija: “Cuando lo que más quieres está contigo. Tú también has estado sin tener que hacerlo”. Estas palabras reflejan la profunda conexión y el agradecimiento que siente por Anna, quien ha demostrado estar a su lado incondicionalmente.
Mientras tanto, Hiba y Anna llenan la parcela más amorosa de la vida de Álvaro. Por otro lado, María José Suárez, la anterior pareja de Álvaro, parece haber quedado definitivamente en el pasado.