Hazlo sencillo
Entre los 4 y 5 años de edad un niño empieza a preguntarse por qué su hermano (con alguna discapacidad) no es igual al resto. Ante esta pregunta, lo mejor es ofrecer una respuesta lo más clara y sincera posible. Debemos explicarle a nuestro hijo que su hermano tiene dificultades para hacer algo que los demás hacen, como caminar, hablar, aprender, actuar, ver, oír o hablar. Siempre hay que dejarles muy claro que nadie ha tenido la culpa de la discapacidad de su hermano e insistir en que lo verdaderamente importante es que su compañero de juegos es, sobre todo, un niño al que le gustan las mismas cosas que a los demás: los abrazos, las cosquillas o el chocolate. Deben entender que, a pesar de que no pueda hacer ciertas cosas, hay otras que realiza perfectamente, porque todos tenemos limitaciones y capacidades.
Tu hijo puede estar triste o preocupado cuando vea que su hermano no puede hacer las mismas cosas que él o que pasa una temporada en el hospital. Recuérdale en esos momentos que es normal que a veces se sienta triste, pero que la pena se irá, que nadie espera de él que sea perfecto y que pueda con todo. Abrázale y escúchale animándole a encontrar acciones que le hagan feliz.
Cuando se tiene un niño discapacitado es necesario dedicarle más tiempo que al resto de los hijos, lo que puede provocar que afloren sentimientos de celos o soledad en ellos. “No le dejes a tu hijo el tiempo que te sobra sino tiempo de calidad”, explica la terapeuta Àngels Ponce. Ayúdale a hacer los deberes, vete a verle a un entrenamiento de fútbol o llévalo al cine. Todos los niños necesitan momentos especiales con sus padres.
En la época preadolescente algunos pueden sentir vergüenza de su hermano discapacitado. Se trata de una edad en la que se intenta pasar lo más desapercibido posible e, inevitablemente, su hermano llama la atención. Debemos tener siempre presente que los niños nos están escuchando todo el rato, aunque no nos demos cuenta. Si te han visto explicar con naturalidad la discapacidad de tu hijo a otras personas transmitiendo seguridad e ignorando miradas extrañas, muy probablemente tu hijo sepa desenvolverse correctamente en situaciones incómodas. Aun así, si alguna vez quiere ir sin su hermano al algún sitio, no le des mayor importancia y acepta su decisión.
Incentiva actividades entre tus hijos. Las mejores son las sensoriales, como pasarles telas por la cara, experimentar con diferentes texturas (harina y agua) o llenar la habitación de pompas de jabón. El hermano de un niño con necesidades especiales también se sentirá muy feliz y orgulloso de ver los avances y logros de éste. Hazle partícipe de ellos e ilusiónale con las pequeñas cosas.

Los hermanos son un pilar fundamental en la inclusión de los niños discapacitados en la sociedad, pero muchas veces son testigos silenciosos de una situación familiar que no entienden. La Fundación MRW y Plena Inclusión patrocinan el libro ¿Qué le pasa a tu hermano? un manual para hermanos de niños con discapacidad escrito por la terapeuta familiar Àngels Ponce e ilustrado por Miguel Gallardo. La guía puede descargarse gratuitamente en www.mrw.es/quelepasaatuhermano