¿Sabías que, en realidad, el melón cantalupo no es el melón real (originario de Italia), que conocemos todos? Sin embargo, su sabor es bastante similar y, además, su uso es muy parecido.
Redondo, de tamaño variable y piel contextura, cuya pulpa es anaranjada, jugosa, aromática y tremendamente dulce. Motivo por el cual puede consumirse solo, a cualquier hora y momento del día, o utilizarlo en muchas recetas tanto dulces como saladas.
Es una fruta de temporada, lo que significa básicamente que solo lo podemos encontrar en mercados y supermercados durante algunos pocos meses al año. Concretamente, durante los meses de junio, julio y agosto. Aunque es cierto que también podemos encontrarlo fuera de temporada si optamos por melones importados, con un problema: suelen no ser muy dulces y tener un sabor bastante más insípido.
¿Cómo escoger el mejor melón cantalupo en la frutería?
Dado que, antes de comprarlo, no podemos abrirlo, cuando escogemos un melón en la frutería todo es cuestión de suerte. De suerte y, también, de tener presente algunos consejos útiles para asegurarnos de que se encuentra completamente maduro.
Lo más aconsejable es escoger un melón pesado, en proporción a su tamaño. Si encontramos una grieta ubicada en el tallo (pedúnculo) por lo general tiende a ser una señal de que está maduro. Al olerlo, debe emanar un aroma delicado, especialmente alrededor del tallo.
Pero debemos tener cierto cuidado: si el olor es “ácido” o incluso muy fuerte es porque está muy maduro, casi al borde de la pudrición. En relación a la textura de la piel (los patrones que encontramos en la corteza), deben ser levantados y gruesos.
También podemos optar por hacer una prueba: presionar el extremo del melón opuesto al tallo. Si está muy duro lo más probable es que el melón no esté listo para consumir aún. Si está demasiado suave es posible que esté demasiado maduro. Pero si está lo suficientemente tierno ¡es hora de llevarlo a casa! Está en el punto óptimo de maduración.

Ingredientes:
- 3 tazas de trozos de melón cantalupo
- ½ taza de naranja
- ¼ taza de leche (o bebida vegetal)
- ¾ taza de yogur natural
- 1 cucharada de miel (opcional)
Elaboración:
Comenzamos cubriendo una bandeja con papel de hornear. Colocamos los trozos de melón encima, dejando un poco de espacio entre cada trozo. Introducimos en el congelador, y congelamos durante una hora. Luego, transferimos a una bolsa de plástico (ideal para congelar alimentos), y congelamos durante al menos 1 hora más.
Colocamos los trozos de melón en una licuadora o batidora para smoothies. Añadimos el resto de ingredientes, y batimos bien hasta obtener un puré suave. Servimos y disfrutamos.
Ingredientes:
- 1 melón cantalupo cortado en rodajas finas
- ¾ tazas de frambuesa
- 3 cucharadas de aceite de oliva
- 2 cucharadas de vinagre balsámico blanco
- 1 cucharadita de miel
- 4 lonchas de prosciutto cortadas en tiras
- 200 g de bolitas de mozzarella
- Albahaca picada
Elaboración:
En un colador fino, colocado sobre un cuenco grande, trituramos ½ taza de frambuesas con la ayuda del dorso de una cuchara, hasta hacer un puré suave. Añadimos el aceite de oliva, el vinagre balsámico y la miel, y mezclamos bien. Reservamos esta vinagreta.
Dividimos las rodajas de melón, el prosciutto, las bolitas de mozzarella y las frambuesas restantes picadas en trozos grandes, repartido todo en 4 platos. Finalmente, rociamos con el vinagre de frambuesa por encima. Y, para terminar, espolvoreamos con albahaca picada.

Ingredientes:
- 1 melón cantalupo
- 1 taza de azúcar
- 1 taza de agua
Elaboración:
En una cacerola pequeña añadimos la taza de agua y el azúcar, y calentamos hasta que el agua empiece a hervir. Cuando comience a hervir reducimos hasta mantener un fuego lento pero constante, y cocinamos durante alrededor de 10 minutos, hasta que espese un poco.
Cuando haya espesado retiramos del fuego y dejamos que se enfríe a temperatura ambiente.
Mientras nuestro jarabe de azúcar se enfría, pelamos, retiramos las semillas y cortamos el melón en cubos. Lo transferimos a un procesador de alimentos, o licuadora, y procesamos bien hasta que quede un puré suave.
Añadimos alrededor de un tercio del jarabe de azúcar. Volvemos a mezclar de nuevo. Lo vertemos en un cuenco grande, cubrimos con papel film transparente y enfriamos en la nevera durante toda la noche. Si hacemos esto antes de congelarlo conseguiremos que el sorbete tenga una textura realmente cremosa.
Al día siguiente, batimos la mezcla en una máquina para hacer helados. Y, para terminar, congelamos hasta el momento que deseemos consumirlo.