Debe su nombre al árabe que la llamaban acilca y es que el consumo de la Beta vulgaris es uno de los más antiguos que se conocen, se podría decir que esta verdura ha acompañado a la humanidad a lo largo de toda la historia, desde el Neolítico.
El consumo de esta verdura puede ser la clave para lograr una dieta equilibrada ya que ofrece poderosas razones; unos 200 g aportan 38 calorías y cubren el 27 % de las necesidades diarias de potasio, el 30 % de calcio, la mitad del hierro, casi la mitad del magnesio, el 100 % de la vitamina C, el 25 % de la vitamina E, dos tercios de la A, e incluso un 7-8 % de proteínas. Si Popeye hubiera descubierto la acelga antes que las espinacas no dudamos en que se habría cambiado de bando, ya que en comparación con ésta, la acelga la supera en magnesio, provitamina A y ácido fólico y la iguala en vitaminas B1 y B2.
Además, también se ha usado tradicionalmente como planta medicinal y como remedio casero para el alivio de muchas dolencias.
Como te hemos dicho antes, son ricas en Vitamina A, vital para mantener una piel sana, una buena visión, así como una melena fuerte y saludable. Y a todo esto hay que añadir propiedades antioxidantes, por lo que nos protege ante los radicales libres, las infecciones y las enfermedades degenerativas.
Las acelgas suelen tener un tallo más duro que las hojas y puede variar de color, blanco, amarillo, naranja, rojo o rosado. Los tallos pueden ser más o menos largos, anchos y duros, dependiendo de lo maduras que estuvieron las acelgas al recogerlas. Es normal que los tallos tengan hebras que pueden resultar molestas a la hora de degustarlas. Puedes deshacerte de ellas con ayuda de un pequeño corte superficial al final de la penca mientras tiras hacia la hoja. Hazlo por ambos lados del tallo si son muy fibrosas.
Puedes comer las acelgas crudas, al igual que las espinacas y para estos casos les va muy bien los aliños a base de frutos secos como cacahuetes o tahin. Aunque es la forma más común de cocinarlas, las acelgas hervidas o rehogadas pierden su sabor y textura, pero si aún así te animas a cocinarlas de esta manera ten en cuenta que debes cocer las pencas por una parte durante unos 3 minutos y las hojas luego durante solo uno.
Si quieres saber otros trucos y recetas para cocinar acelgas, sigue leyendo y descubrirás un montón de ideas sorprendentes.
Una verdura milenaria
Y rica en minerales como el magnesio, que nos ayuda a mantener un intestino sano. Favorece el tránsito intestinal, fortalece los huesos y dientes y hace que nuestros músculos puedan funcionar correctamente. Además, puedes prepararla en infinidad de recetas.

En pizza
Puedes usarla como ingrediente principal en pizzas y cocas caseras, su sabor combina con casi todo y junto a queso de cabra y frutos secos puede ser una deliciosa opción para completar un menú equilibrado y que guste a toda la familia.

Con curry
Otra excelente manera de disfrutar de las acelgas es comerlas en guisos con curry, de inspiración oriental. Si te decantas por esta opción, recuerda introducir antes los tallos en el guiso y las hojas a última hora, para que no pierdan textura ni color.

En crema
En lugar de hervir o rehogar las acelgas y servirlas, añade otros ingredientes para formar un caldo más sabroso. En el caso de las cremas no te preocupes por la textura de los tallos, ya que irá todo batido y se hará homogénea.

En ensalada
Es la mejor forma de consumirlas, crudas y bien lavadas para que conserven todo su sabor y textura crujiente. Les va muy bien todo tipo de vinagretas, pero seguro que te sorprenderá lo mucho que realza su sabor las que tienen base de frutos secos.

Tartaletas saladas
Una ingeniosa manera de comerlas es como relleno de tartaletas, empanadas o empanadillas. Se cocinan antes y se hace una especie de masa a la que hay que quitarle primero toda el agua para que no arruine nuestra receta.

Con garbanzos
Aunque, generalmente, siempre acompañamos el potaje con espinacas, también se pueden añadir acelgas. Es un plato muy económico, vegano y resulta perfecta para el frío invierno. Prueba esta deliciosa receta y sorpréndete.

Dolmades de acelgas y arroz
Con las hojas de las acelgas podemos hacer rollitos frescos, al vapor, asados o a la plancha. En general las hojas tienen la elasticidad suficiente para poder enrollarlas sin que se rompan, solo hay que quitar el tallo o cortar hasta donde empieza el tallo.

Como ingrediente principal de guisos
Si no quieres que se deshagan, no las añadas junto a otros vegetales. Uno de los errores más comunes al hacer guisos, estofados y potajes es añadir las acelgas al mismo tiempo que otras verduras y hortalizas que requieren más tiempo de cocción. Es preferible añadirlas casi al final para que conserven textura y color.

En fritata
¿Quieres sorprender con un brunch diferente? La receta de fritata de acelgas es muy sencilla y deliciosa que puedes hacer de manera muy rápida en una sartén. Si quieres hacer una opción vegana, sustituye el huevo por tofu extra firme.

En tortilla
Puedes poner las acelgas tal cual, crudas, picadas o troceadas o tras someterlas a un proceso de cocción previo o con otros ingredientes. Las acelgas pasan a ser un ingrediente más, como las espinacas o las patatas.

En quiché
Son un relleno ideal para este tipo de recetas, si la receta requiere trozos muy pequeños se cocinarán rápidamente, así que no hay que tener miedo a la hora de agregar pencas crudas picadas finas. Pueden quedar deliciosas si añades un toque dulce, como pasas.

Rehogadas con jamón
Casi cualquier vegetal rehogado con jamón es una delicia y las acelgas no iban a ser menos. También puedes añadirle a esta receta unos ajos picados para realzar el sabor del plato. Triunfo seguro en tu mesa.
