De Rusia sabemos que el vodka es la bebida popular y que nos resultaría muy difícil sobrevivir a su clima acostumbrados al nuestro, pero son muchas personas las que, por la distancia geográfica y cultural desconocen, por ejemplo, cómo es su gastronomía.
Como es lógico por su proximidad con nuestro país, en España hemos recogido muchas influencias de la cocina francesa, italiana e incluso del norte de África. Por todo lo contrario, por lo exótico, hemos hecho lo propio de algunas gastronomías orientales, que se han introducido con fuerza en nuestras costumbres gracias a la globalización. Por su presencia masiva en todos los sitios y productos influyentes, la norteamericana es otro clásico. Sin embargo, hay todavía muchas cocinas regionales desconocidas para la gran mayoría de españoles, y la eslava es un muy buen ejemplo de ello. Los blini, sus pancakes tradicionales, es una buena manera de empezar a descubrirla.
Estas pequeñas y jugosas tortitas son muy típicas tanto en Rusia como en los países limítrofes. Están elaboradas a base de harina de trigo sarraceno, huevos, leche y levadura, y la gran diferencia con otras tortitas más parecidas a lo que en España se conoce con este nombre es que se utiliza levadura fresca para su elaboración. La otra gran diferencia es que se comen con ingredientes salados, no dulces, como los pescados ahumados -el salmón, sobre todo-, las huevas o la crema agria, algunos de los clásicos de la gastronomía eslava en general y rusa en particular. Además, como has visto en la lista de ingredientes, el cereal original de la receta es el trigo sarraceno, una variedad que se utiliza menos en nuestra gastronomía, aunque cada vez es más habitual.
El entrante perfecto
Los blinis son típicos en cualquier fiesta, y por su tamaño son ideales como entrante. Se sirven también a menudo como el bocado de bienvenida en comidas con invitados y se disfrutan en los desayunos -con queso crema están de vicio-. Son, en definitiva, muy versátiles. De hecho, aunque ya hemos dicho que es típico comerlos con ingredientes clásicos de la zona, se pueden adaptar fácilmente a los que tenemos a mano. Incluso puedes degustarlos en clave dulce junto a una mermelada de frutas casera o miel.
Cómo prepararlos
La proporción para hacer hacerlos pueda variar según la receta, pero unas cantidades aproximadas apropiadas son 100 gramos de harina de trigo sarraceno, 70 gramos de harina común, levadura fresca -unos 5 gramos, aunque una cucharada pequeña de levadura en polvo también sirve aunque no sea igual que la receta original-, un huevo batido, 250 ml de leche tibia y sal, además de los ingredientes con los que quieras comerlos.
Haz una masa espesa con todos los ingredientes, deja que repose una hora, vuelve a mezclar y dales forma en la sartén unos dos minutos por cada lado. Es importante que el tamaño sea de un bocado y tengan forma redonda y más gruesa que nuestras tortitas.