Nueces caramelizadas con miel: descubre este snack dulce
Este dulce funciona estupendamente como toppings de tartas y pasteles. ¡Y están tan ricas que se pueden tomar también solas!
¿Alguna vez has probado las nueces caramelizadas? ¿Has oído hablar de ellas? Este pequeño snack de un sabor muy dulce es una receta muy típica de las comidas y de las cenas de Navidad -en especial en países nórdicos, en Reino Unido o en Estados Unidos- aunque a nosotras nos gusta tanto que somos partidarias de prepararlo en cualquier momento, y en cualquier ocasión. No sólo son un dulce de Navidad...
Las nueces caramelizadas con miel funcionan como un topping perfecto de pasteles, flanes y tartas, aunque están tan ricas que también se pueden comer solas (o con un poquito de nata), a media mañana o a media tarde a modo de picoteo. Se preparan en menos de 15 minutos, con tan sólo un par de ingredientes comunes y con ellas triunfarás en tu próximo menú festivo, o la próxima vez que prepares un rico postre. ¡Gustarán a todo el mundo! ¿Interesada en descubrir su sabor y textura? ¡Toma nota de su fácil receta para prepararlas en casa!
Ingredientes que necesitas:
- 100 gramos de nueces
- 65 gramos de miel
- 15 gramos de mantequilla ligeramente derretida
- 25 ml de un licor (un ron o whisky que te guste)
Paso a paso
Para empezar pela bien las nueces, intentando que no se desmenucen y que queden enteras. Después, añade a un cazo a fuego medio la mantequilla ligeramente derretida y el chorrito de miel. En este paso también puedes añadir el licor que más te guste, como el ron o el whisky, para lograr un sabor más intenso.
Remueve todos los ingredientes bien para que cojan sabor, durante al menos un par de minutos. A continuación añade las nueces y remuévelas para que se impregnen bien de toda la miel. Poco a poco verás cómo el líquido se evapora y las nueces empiezan a tostarse y a caramelizarse.
Pasado unos 5 minutos, recoge las nueces -que estarán pringosas y brillantes- y viértelas en una fuente o en un plato forrado con papel sulfurizado. Sepáralas para que no se peguen entre ellas. Ya sólo queda esperar a que se enfríen y se solidifiquen por completo… ¡y ya podrás disfrutar de ellas! Puedes tomarlas recién hechas, solas o incorporadas a un postre como una tarta, o más tarde. En ese caso, guárdalas en un tarro con tapa hermética y consérvarlas a temperatura ambiente. Te durarán intactas un par de días. ¡Y te encantarán!